Por Juan Cruz Triffolio
Amante persistente del conocimiento y la verdad.
Constante apasionado del arte y la cultura.
Tribuno de una oratoria serena marcada por la profundidad y la diversidad de un contenido fascinante.
Polemista de mil batallas en defensa del saber enaltecedor, sin límites y multifacético.
Vehemente y acucioso lector de cuánto documento elevara el pensamiento en su insistente interés de acrecentar la conciencia y persistir en la persecución constante detrás de la verdad.
Erudito intransigente en la defensa del ineludible y sagrado respeto a los Derechos Humanos, las Libertades Públicas y la Soberanía de los pueblos de América y el mundo.
Tu delirio alucinante por el llamado séptimo arte, los escenarios, las candilejas de Moliére y la literatura de los avezados maestros de buen decir, relumbraba en tu apacible y cotidiano trajinar en el tortuoso submundo de los mortales.
Naciste para lo excelso y lo recóndito con el ennoblecedor propósito de orientar y formar a un extenso discipulado vehemente ante tus sabias, enjundiosas y delirantes exposiciones.
Con razón nunca dudamos en nombrarte, sin vacilación ni hiperbolización alguna, El Teórico Mayor de nuestras interminables y edificantes tertulias sabatinas.
Tu marcha al descanso eterno, inesperada y dolorosa, no será más que un hasta luego porque tú, querido amigo, siempre estarás presente entre nosotros y porque por encima del pesar y la aflicción que lacera el alma…la teoría vive..!!
Paz a tu alma…