SANTO DOMINGO, RD.- Gregorio Luperón nació el 8 de septiembre de 1839 en la ciudad de Puerto Plata.
Su madre se llamó Nicolasa Luperón y su padre Pedro Castellanos. Su apellido original era de ascendencia francesa, que luego se castellanizó a como se conoce en la actualidad.
Desde muy joven, a los 14 años, estuvo dedicado al trabajo productivo al ser encargado, en Jamao, de los cortes de caoba de Pedro E. Dudocq, su protector, en cuya casa leyó, entre otros libros, las Vidas paralelas de Plutarco. Y a los 19 años, en 1858, instaló una casa de comercio en Yásica.
Luperón formaba parte del grupo de dominicanos que se rebelan contra este hecho. Como producto de esta rebeldía, es hecho prisionero. Logra escaparse, y se va al exilio a Haití, Estados Unidos y Curazao.
Al tiempo, regresa en forma clandestina por Montecristi, y toma parte en el Levantamiento de Saban.
Tras una primera derrota se retira a las montañas y desde La Vega, fomenta la rebelión, hasta que después del llamado Grito de Capotillo el 16 de agosto del 1863, alcanza la jefatura de un Cantón, y luego el rango de general.
Fue un hombre de un fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y las estrategias de guerra. Por estos méritos se le designa Jefe Superior de Operaciones en la Provincia de Santo Domingo, se bate de frente al ejército español, que era comandado por Pedro Santana, por entonces, Marqués de Las Carreras. Paso a ser poderoso y disciplinado, el ejército español, fue derrotado en una estrategia de guerra de guerrillas, debido esto, a la inferioridad en número y en calidad de medios por parte de los rebeldes.
Vencido el ejército español, aceptó el cargo de Vicepresidente de la Junta Gubernativa. Restaurada la República, regresó a su pueblo natal, Puerto Plata, rodeado de la admiración y del cariño del pueblo dominicano que lo aclamó y lo aclama desde entonces, como la espada más firme en defensa de sus ideales patrios.