Por Roberto Veras
El espacio público es el lugar donde cualquier persona tiene el derecho a circular en paz y armonía, donde el paso no puede ser restringido por criterios de propiedad privada.
Desde hace más de una década desaprensivos han venido ocupando la franja verde del entorno del “Faro a Colón” y el “Parque del Este” alegando que son padres de familia que necesitan trabajar.
Ser un padre de familia no me da derecho de ocupar un espacio que pertenece a la colectividad, pues el espacio público es un derecho que tenemos todos los ciudadanos en la vida urbana.
Los espacios públicos estimulan el encuentro ciudadano, libre y espontáneo, permitiendo la interacción social para el desarrollo de actividades de ocio, recreación o deporte que toda colectividad requiere disfrutar.
La cantidad y calidad de espacios públicos que encontramos en nuestro municipio son un buen reflejo de la madurez y conciencia urbana que ha desarrollado la ciudad a lo largo del tiempo.
Las avenidas, Iberoamericana y Estados Unidos fueron convertidas en una gran empresa de lavado de vehículos, entorpeciendo el paso peatonal y la buena convivencia ciudadana. Las autoridades municipales han venido desarrollando un plan de recuperación de espacios públicos que devuelve el esplendor de la ciudad.
Algunos espacios públicos de las ciudades se convierten, por espontánea decisión, en puntos de expresión cívica para celebrar victorias deportivas o lugares habituales de protesta popular, consolidándolos como puntos emblemáticos de la legítima expresión ciudadana.
Los espacios públicos contribuyen a la formación de una identidad, a la construcción de un sentido de pertenencia para entender lo público como parte de lo propio, de lo nuestro, y como buen ciudadano no podemos ocuparlos para realizar negocios personales.