Portugal ha cerrado su última central eléctrica a base de carbón, lo que lo convierte en el cuarto país europeo en dejar de usar el carbón como fuente de energía.
La medida se produce nueve años antes de la fecha objetivo de 2030 que había establecido el Gobierno portugués.
Activistas contra el cambio climático celebraron la medida, pero advirtieron que la central eléctrica no deberá usarse para generar energía a partir de combustibles fósiles, madera u otros materiales no sostenibles.