POR ARISMENDI DÍAZ SANTANA
A pesar de los éxitos en el control del COVID19, no podemos bajar la guardia, tomando en cuenta la experiencia y los resultados del año pasado. Los grandes retos del 2022: reformar la Ley 87-01 y transformar el sector salud
Indiscutiblemente que el presidente Luis Abinader y su Gabinete de Salud se han anotado un gran triunfo en este año al lograr la inmunización de la gran mayoría de los dominicanos y las dominicanas expuestas al contagio del COVID19, incluyendo una tercera vacuna de refuerzo.
Este gran esfuerzo ha dado sus frutos porque la incidencia de la pandemia muestra una clara tendencia al descenso, especialmente en la cantidad de hospitalización y muertes. Salvo en determinados momentos de rebrote, como ha ocurrido en muchos otros países, el virus ha sido controlado en poco tiempo y sin mayores pérdidas.
El resultado más tangible, no sólo ha sido una mayor tranquilidad familiar, sino además, el retorno gradual y progresivo de todas las actividades económicas, educativas, sociales y políticas, desde luego, manteniendo vigente todas las medidas sanitarias de prevención y promoción de la salud.
En el transcurso de este año, los viajes, el turismo, las zonas francas y la construcción, entre otras actividades, han recuperado su ritmo anterior y el nivel del empleo, factores que, junto a la reanimación general de la economía, aseguran un crecimiento del producto interno bruto (PIB), superior al 10% real, según el Banco Central.
Un factor de extraordinaria importancia es el crecimiento sorprendente de las remesas de los dominicanos residentes en el exterior. De acuerdo al Banco Central, el ingreso de divisas por este concepto superará los 10,000 millones de dólares, contribuyendo de manera notable a dinamizar la economía y a mantener la estabilidad macroeconómica.
Un crédito muy especial al presidente Abinader por la decisión política, nada fácil en la tradición criolla, de comprar rápidamente las vacunas a la República Popular de China, desafiando las preferencias y el boicot del gobierno Norteamericano, ante la tardanza y el manejo unilateral de los contratos con los laboratorios USA. De no hubiese sido por el apoyo chino, los fallecimientos por COVID 19 hubiesen sido mucho mayores y la recuperación económica considerablemente más lenta.
Estos resultados han sido reconocidos por la comunidad internacional, especialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y ciertamente han colocado a nuestro país en uno de los más altos sitiales en la lucha contra la pandemia en el continente americano y más allá.
Nunca bajar la guardia, nunca subestimar el virus
Pero, a pesar de esos avances y reconocimientos, no podemos bajar la guardia porque el COVID19 no ha desaparecido y continúa acechando cualquier oportunidad para crecer. Ahora tenemos la amenaza de Ómicron, una variante que según la OMS ya ha sido detectada en 77 países y «posiblemente está presente en muchos más, aunque todavía no se haya identificado”.
En el caso de la República Dominicana, esta alerta permanente debe ser mucho mayor tomando en cuenta tres factores especiales:
- Estamos permanentemente abiertos a un turismo masivo con visitantes de por lo menos 25 naciones de cuatro continentes;
- Compartimos la isla con Haití, un país con un servicio sanitario de muy baja calidad, donde las instituciones son muy débiles y con un bajísimo índice de vacunación que no llega al 1.0%.
- Estamos en diciembre y enero meses en que las actividades sociales aumentan considerablemente, con mayor concentración en los centros públicos y privados de diversión, con gran afluencia a las tiendas, supermercados, restaurantes y bares, y con un relajamiento de las medidas de distanciamiento social.
Esperamos que las autoridades mantengan el control de la situación tomando en cuenta la experiencia y los resultados del año pasado, para que terminemos este 2021 e iniciemos el 2022 con buen pie, para enfrentar los grandes retos de la reforma de la Ley 87-01 y de la transformación del sector salud. Felices Pascuas. ADS/416/12/2021