Por Raquel Demorizi
Depresión es enfermedad o trastorno mental caracterizada por profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas. Se relaciona con una disminución en la serotonina, que es un neurotransmisor que regula las emociones de bienestar y el sueño, provocando un cambio en su energía, y se refleja en una serie de alteraciones en las que dominan los sentimientos de tristeza y baja de la voluntad.
Es común escuchar decir estoy deprimido, pero la depresión no es tan simple como parece. Es trastorno frecuente que aqueja personas de diferentes edades, por lo que esta enfermedad se hace presente también en el adulto mayor, y debemos estar pendientes a sus señales a fin de buscar pronta intervención ya que sus síntomas pueden tomar amplia gama de manifestaciones que incluyen síntomas físicos y psíquicos.
Uno de sus síntomas característicos es el estado de ánimo el cual se acompaña de tristeza, llanto, falta de interés en sus actividades regulares, así como la capacidad de disfrutar de ellas como acostumbraba por tanto sus actividades sociales, laborales, familiares, espirituales se ven afectadas. En este nivel podemos encontrar otras expresiones tales como sentimiento de culpa, desesperanza, pesimismo, ideas, pensamientos suicidas etc.
Entre los síntomas físicos tenemos trastorno del sueño, inapetencia, cansancio, falta de energía, pueden surgir problemas estomacales, intestinales, cefalea entre otros.
Entre los factores que inciden para que el anciano se sienta deprimido tenemos los siguientes:
-La soledad, no porque este solo, sino porque se siente solo
-Detrimento de la salud, que viene acompañada de pérdida de su autonomía.
-Fallecimiento de la pareja, familiares y amigos de toda la vida.
-Disminución de la economía
-Pérdida de roles familiares
-Ida del hogar de hijos y nietos
-Jubilación, este o no preparado para ello.
-Falta de apoyo de amigos y familiares
Es sumamente importante prestarles atención para poder detectar si hay alguna señal de depresión, porque un estado depresivo complica la evolución de otras enfermedades y además interfiere en su rehabilitación si es que tiene alguna otra condición incapacitante, por otra parte, hay que evaluar riesgo suicida.
Síntomas tales como pérdida de peso por falta de apetito, insomnio, presencia de ideas delirantes deben llamarnos la atención y no pasarlos desapercibidos.
Además, la depresión puede ser un síntoma acompañante a la presencia de otra enfermedad, en ciertos momentos puede presentarse con un menor rendimiento intelectual con quejas de pérdida de memoria que obliga a su médico, geriatra o psiquiatra a diferenciar esas depresiones de una demencia. Es un gran reto para esos profesionales de la salud ya que a veces resulta algo difícil.
Si sospechas que tu querido padre, madre, abuelo, hermano, tío u otro envejeciente muy querido está manifestando cierta alteración psicológica, es importante que no intentes automedicarlo, ya que por querer ayudar podrías empeorar la situación lo conveniente es acudir a su médico y asesorarte, pues una depresión no es un cuadro de abatimiento pasajero, sino que es algo más serio que no remitirá por sí mismo. No dejes que lo que no puedes hacer interfiera con lo que si puedes hacer.