Por Jhonny Trinidad
Hace poco me enviaron un video sobre un programa en el que mi colega y buen amigo Manuel Ruiz habló del conflicto que ha provocado la decisión (yo le llamaría truco o patraña) de la Dirección Ejecutiva del Partido Revolucionario Moderno (PRM) de elegir «al dedillo» al presidente de esa organización en Nueva York.
Aprovecharé este escrito para recordar a Ruiz y a José Alduey Sierra, quien lo acompaña en el espacio televisivo «Entre Líderes», que la neutralidad impone al periodista una posición distante respecto de grupos y partidos, lo que permite el examen crítico de las opiniones y la posibilidad de ofrecer a los lectores o telespectadores una información o comentario desapasionado y creíble.
El compromiso exige al periodista una información con una clara intención y una definida opción, por lo que mis colegas arriba citados no debieron cargarle el dado a Alejandro Rodríguez (Tontón) ni a Neftalí Fuerte, ya que el conflicto fue creado por otros perremeístas de mayor rango.
Ruiz y Alduey Sierra saben que lo que originó ese lío ha sido la reiterada negativa de la alta dirigencia del PRM en República Dominicana que, al parecer, no quiere que Tontón sea el presidente de su seccional en Nueva York, razón por la que se niegan a elegir a sus dirigentes mediante un proceso democrático que devuelva a su militancia el derecho de votar.
Decían Ruiz y Alduey Sierra en el programa que el conflicto entre los que respaldan a Tontón y los que defienden a Fuerte afectará negativamente los planes de reelección del presidente Luis Abinader y que si ellos estuvieran en el lugar del Mandatario, expulsarían a uno y otro del PRM.
Es bueno aclararle a los apreciados colegas que el PRM no le pertenece a Abinader ni a Luis Ignacio Paliza. Es todo lo contrario, ellos y sus cargos se deben a la base perremeísta.
La manipulación no es sana. Intentar, sin argumentos, que una persona haga o crea algo es una forma retorcida de convencimiento que se asemeja mucho a la dictadura.
Una convención es a lo que deberíamos apostar, ya que cumpliría con estándares democráticos de representación ciudadana y acabaría de una vez y por todas con las desavenencias y diatribas en el partido oficialista.