POR JUAN CRUZ TRIFFOLIO
En su interesante monólogo Segismundo, el dramaturgo y sacerdote madrileño Pedro Calderón de la Barca nos recuerda, con sobrada razón, que la vida es sueño.
Soñar es un frecuente ejercicio del cerebro humano que, en cierto modo, proyecta lo que vivimos y lo que realmente somos.
Es un retrato cotidiano sobre lo que anhelamos y pretendemos convertirnos en un contexto social determinado.
El sueño es un recurso abstracto que muchas veces termina convirtiéndose en una herramienta mental clave para la definición y construcción de una vía idónea para alcanzar los propósitos y metas deseadas.
Siendo de tal manera, ahora cuando el almanaque recuerda que se acerca el inicio de un Año Nuevo, quizás resulte interesante enunciar algunos de los sueños que desearíamos ver convertidos en realidades, durante los 365 días venideros, tanto en el ámbito nacional como internacional.
Sinceramente, soñamos que la inflación no siga siendo una constante en la economía nacional.
Que Luis Abinader utilice por mayor tiempo en el escritorio de su despacho presidencial.
Que surjan verdaderas alternativas efectivas para reducir, significativamente, la delincuencia y la criminalidad.
Que baje, sustancialmente, el costo de la llamada canasta familiar, permitiendo una alimentación saludable a los más empobrecidos.
Que el caciquismo deje de ser una realidad en el quehacer político partidario nacional.
Que Nayib Bukele logre, definitivamente, controlar el pandillerismo y la estabilidad gubernamental continúe sin tropiezos
Que las promesas gubernamentales sean menos y la realización de obras trascendentales resulten más.
Que aquellos identificados, en su derecho, con la reelección, al final, convenzan que es posible alcanzarla sin corrupción.
Que a Lula y Petro les vaya bonito.
Sueño que sustituyan, urgentemente, el destartalado Puente de Sabaneta, en La Vega, en procura de evitar un aparatoso desastre, salpicado por muertes lamentables.
Que se produzca la urgente autocrítica de Daniel Ortega y reivindique sus orígenes políticos y revolucionarios.
Que ya es hora de entender que es una torpeza olímpica procurar un minuto de fama para luego subsistir la agonía del desprecio social.
Que el renegado de los principios peñagomistas logre revivir el glorioso partido del Jacho Prendío
Que la dirigencia cubana entienda -de una vez y para siempre- que hasta la belleza cansa y el amor acaba.
Que ojalá Haití sea una auténtica nación, digna para sus sufridos y laboriosos pobladores
Qué el endeudamiento interno y externo tengan un límite y su aplicación sea en obras que generen riquezas para ser distribuidas -de manera equitativa- entre los diversos sectores de la sociedad dominicana.
Y continúo soñando que detengan el ecocidio en la necesaria ampliación de la carretera La Vega- Jarabacoa.
Que el aspirante presidencial Abel Martínez no sea engañado en su propósito por algunos de los miembros de la cúpula de su propio partido.
Que el Papa Francisco recupere su salud y continúe su valiosa misión sacerdotal ceñida a los principios y mandatos del Divino Creador.
Que la educación pública logre ser manejada con criterios que justifiquen, positivamente, la asignación del 4% del presupuesto nacional.
Qué Mantequilla logre resarcir a todos los estafados con su sistema piramidal.
Que el presidente Joe Biden no siga mostrando imprecisiones o confusiones al referirse a lugares y figuras políticas, tampoco vuelva a caerse.
Que Putin retome su estirpe de estadista de dimensión universal y abandone su papel intervencionista, tirando piedras para los más chiquitos.
Que los reconocimientos a los dominicanos, en el Alto Manhattan, respondan a verdaderos méritos y no a dádivas para algunos adulones inescrupulosos.
Y finalmente, sueño que en el 2023 y siempre, impere el Amor y la Paz cimentado en la justicia entre los hombres y mujeres de buena voluntad.
Confiado en que estas y otras aspiraciones podrían materializarse, concluyo esta modesta exposición con un fragmento del monólogo del connotado teatrista Pedro Calderón de la Barca, referido al inicio de los sueños expuestos, y quien, con una certeza incuestionable, subraya:
“¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son?”.
Feliz Año Nuevo…!!