POR LUIS MAYOBANEX RODRÍGUEZ – Coordinador Alianza País – EE. UU.
En su discurso de rendición de cuentas el presidente Luis Abinader llamó a ponerse de pie a pescadores de Puerto Plata, trabajadoras de zonas francas, empleados del sector turístico en tanto beneficiarios de iniciativas adoptadas por su gobierno que han impactado a estos sectores.
Y en esta mala copia del estilo discursivo presidencial estadounidense, le faltó presentarle al país una representación de los 58 dominicanos que fueron repatriados el pasado 24 de enero por la Guardia Costera estadounidense. Estos habían sido rescatados de una yola al punto de naufragar en la inmensa “sepultura de agua” que se ha convertido el Canal de la Mona.
Estos, al igual que los mas de 300 mil connacionales que emigraron entre el 2021 y 2022, según cifras oficiales, son muestras del elevado porcentaje que piensa emigrar en búsqueda de oportunidades y derechos que tanto el actual como los pasados gobiernos le niegan a la mayoría de dominicanos y dominicanas.
Esta cruda realidad, que se convierte en el gran mentís a la Suiza caribeña descrita por el presidente en su discurso de hoy, operó, además, para que éste ni siguiera reconociera, como en ocasiones anteriores, los inmensos aportes económicos, sociales y académicos que hacen nuestros migrantes y que desde el ángulo económico superan tanto al turismo como a las zonas francas que fueron destacadas por el presidente como sectores claves de la economía nacional.
Careció de honradez para reconocer que el crecimiento del Producto Interno Bruto exhibido, la cifra récord alcanzada en reservas internacionales de divisas y en la supuesta apreciación del peso, son inseparables del inmenso flujo de remesas aportadas por nuestras comunidades emigradas.
Los US$9,856.5 millones de las remesas oficiales registradas el pasado año representan un 10% del Producto Interno Bruto dominicano.
Debió este gobierno reconocer, además, que ya en el pasado mes de enero nuestras remesas alcanzaron los US$802.0 millones, casi 43 millones más que los recibidos durante el mismo mes de enero del pasado 2022.
Aun así, Abinader nada ha hecho para tumbar los US$109.00 de impuestos conque el Congreso ha grabado la compra los boletos aéreos, con lo que continúa afectando el bolsillo de nuestros migrantes.
Tampoco ha resuelto el ilegal cobro de los 10 dólares de turistas que cobra al dominicano al viajar a RD y mediante el cual le arrancó a la diáspora el pasado 2022 la nada despreciable suma de más de 13 millones dólares.
En una conducta reprochable y de menosprecio al dominicano emigrado, resaltó en su discurso los mas de 7 millones de turistas visitaron al país en el 2022 por vía aérea, sin embargo, nada dijo acerca de que el 19% de los visitantes fueron dominicanos no residentes.
Nada dijo sobre el reclamo permanente de rebaja del elevado costo del pasaporte y otros servicios consulares; de establecer mecanismos con la mediación estatal que abaraten el costo de envío de las remesas; sobre el ilegal cobro de US$50.00 de estada en el país a nuestros niños cuando pasan de 30 días y nada dijo ni dirá sobre muchos otros reclamos importantes que por años han formulados entidades y lideres de la comunidad dominicana en ultramar.
Si aceptamos como valido lo dicho por el afamado escritor uruguayo, Eduardo Galeano, de que “somos lo que hacemos, para cambiar lo que somos”, citado por el presidente Abinader, hay que concluir que de cara a nuestras comunidades su gobierno es mas de lo mismo. Porque “para cambiar lo que somos”, señor presidente, además de voluntad de servicio hay que ser un “escuchador de voces”, como también dijo Galeano, de voces aduladoras y voces disidentes.