Dicen el producto se les sigue dañando en las granjas por falta de compradores.
SANTO DOMINGO, RD.- Pequeños y medianos productores de huevos de distintos puntos del país regalaron este lunes miles de unidades del producto en medio de una manifestación por la alegada exclusión de los programas de compra a avicultores afectados por el cierre de la frontera con Haití.
Según explicaron, decidieron llevar 200,000 unidades del alimento al Monumento del Agricultor, ubicado en la avenida Ramón Cáceres de Moca, para que sean consumidas por la población antes de que se sigan dañando en las granjas.
«El objetivo es llamar la atención del gobierno sobre la quiebra inminente de los productores debido al bloqueo que mantienen con Haití», declaró Elvis Quezada.
Denunció que los beneficiados con esos planes son «grandes empresarios ligados a la actual gestión gubernamental».
Quezada solicitó a las autoridades que publiquen los nombres de los favorecidos con ese programa de «compra clandestina».
Asimismo, el avicultor Roberto Fernández invitó a los funcionarios de las instalaciones agropecuarias del Estado dominicano, que quieran ver huevos podridos, a visitar Moca, «para que vean el sudor de los productores echado a perder».
Espera la intervención del presidente Abinader para que haga valer su alto cargo, a fin de que sean integrados a ese programa de compra los pequeños y medianos productores de huevos.
¿Cuánto estarían perdiendo?
Calcularon que el costo de producción de los huevos ronda los 5.15 pesos la unidad y los están vendiendo a 3 pesos la unidad grande y a 2.20 pesos los medianos, perdiendo 2.15 pesos por unidad en los grandes y 2.95 pesos en los medianos.
Tanto Quezada como Fernández piden al gobierno que compense sus pérdidas económicas, ascendentes a 497 millones de pesos, las cuales afirman han tenido durante los días del cierre fronterizo.
Además del alimento que se pierde, la inactividad en la frontera ha dejado a cientos de personas sin trabajo.
El área del Monumento del Agricultor estaba acordonada por efectivos policiales. Mientras tanto, hombres y mujeres de distintas edades y estratos sociales realizaban largas filas para recibir el producto alimenticio.