Por Roberto Veras
Hoy quiero compartir mi opinión sobre un tema que ha estado en boca de todos: la situación en torno a Manuel Jiménez y el Partido Revolucionario Moderno (PRM). Para muchos, la pérdida de Jiménez significaría la derrota segura del PRM en las elecciones municipales.
Manuel Jiménez demostró ser un líder capaz al ser elegido Alcalde de Santo Domingo Este, y su gestión ha sido destacada por muchos. Pero lo que resulta desconcertante es la manera en que su propio partido ha decidido tratarlo.
En lugar de valorar su contribución y liderazgo, algunos parecen haber optado por despreciarlo, buscando no solo sacarlo de su cargo, sino también humillarlo.
Esto plantea preguntas importantes sobre la política y la lealtad en nuestro país. ¿Cómo es posible que un partido que luchó durante tanto tiempo por llegar al poder pueda permitirse el lujo de perder a un líder popular y efectivo como Manuel Jiménez? ¿Qué mensaje envía esto a los ciudadanos que confiaron en el PRM para un cambio real?
La política no debería ser solo una lucha por el poder, sino una oportunidad para servir al pueblo y hacer un cambio positivo en la sociedad. Despreciar a un líder como Jiménez no solo es injusto, sino que también debilita la credibilidad y la confianza en el partido.
Es importante recordar que los votantes son quienes deciden el destino de un partido, y alienar a un líder popular puede tener consecuencias significativas en las próximas elecciones.
En resumen, la pérdida de Manuel Jiménez sería una derrota no solo para él, sino también para el PRM y, en última instancia, para la democracia en la República Dominicana. Espero que las diferencias se resuelvan de manera constructiva y que prevalezca la sabiduría para reconocer el valor de un líder probado.