Por Roberto Veras
En una reciente participación en el programa, “Con Punto y Coma…” me encontré con una revelación sorprendente por parte de Juan Cruz Triffolio, reconocido productor, comunicador y sociólogo.
En un tono despreocupado, confesó que no conocía a la gobernadora de la provincia de Santo Domingo y, aún más intrigante, desconocía la ubicación de su oficina. Esta declaración, por sí sola, arroja luz sobre la falta de conexión entre los ciudadanos y sus representantes gubernamentales locales.
Tomé la iniciativa de recordar a la audiencia que las oficinas de la gobernadora, Altagracia Julia Drullard De Jiménez, se encuentran en la Avenida Coronel Fernández Domínguez. Sin embargo, con una pizca de ironía, añadí que llegar a ellas implica atravesar primero una compraventa donde se exhiben electrodomésticos como neveras y estufas. Una descripción simbólica de los obstáculos y distracciones que los ciudadanos enfrentan antes de llegar a la esfera gubernamental.
La pregunta que surge naturalmente es: ¿realmente conocemos la labor de un gobernador? Julia Drullard, según fuentes, parece tener una simpatía mayúscula a los periodistas y los micrófonos. La realidad es que muchos ciudadanos desconocen las funciones y responsabilidades de un gobernador.
No es solo Juan Cruz Triffolio quien admite su ignorancia, sino que este caso ejemplifica una brecha más amplia entre la sociedad y sus líderes locales. ¿Cómo podemos esperar que los ciudadanos participen activamente en la toma de decisiones si no comprenden quiénes son sus representantes y qué hacen?
Es imperativo que tanto los líderes gubernamentales como los ciudadanos se esfuercen por construir puentes de comunicación. La gobernadora Julia Drullard, a pesar de su supuesta aversión a los medios, debería considerar la importancia de la transparencia y la apertura en su gestión. Los ciudadanos, por otro lado, deben asumir la responsabilidad de informarse sobre el trabajo de sus representantes y exigir la rendición de cuentas.
En última instancia, este episodio en el programa revela una oportunidad para un diálogo más profundo sobre la participación ciudadana y la transparencia en el gobierno local. La ignorancia no puede ser excusa en una democracia informada, y es deber de todos trabajar hacia un sistema donde la comunicación fluya sin obstáculos entre los ciudadanos y sus líderes.