Sugerencias Trucupeytianas

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POR JUAN CRUZ TRIFFOLIO

Con la anuencia del inagotable y paradigmático filósofo popular y enjundioso sociólogo empírico criollo, conocido como Juancito Trucupey, quien en la sapiencia antropológica de nuestro dilecto amigo, General (r) José Miguel Soto Jiménez, adquiere, en justicia, una relevancia portentosa en el estudio del submundo de la cultura nacional, aprovechamos este reencuentro para compartir algunos de sus singulares acertijos, a manera de advertencia, para aquellos que actualmente lucen alucinados por el controversial ejercicio de la política en la República Dominicana.

A muchos de ellos recordamos que en esta media isla del Caribe, donde “el día más claro llueve”, no siempre es aconsejable “hacerse el más pendejo de la cuenta”, porque la experiencia indica “ponerse donde el capitán te vea”, y sin gruño alguno aceptar que, “a según es el maco va la pedrá” y que “el becerro manso se mama su teta y la ajena”.

En muchas ocasiones vale la pena no olvidar al maestro Juancito Trucupey cuando evoca que “nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer” por lo que es conveniente “ser como la Gatica de María Ramos: que tira la piedra y esconde la mano” para no “quedarse como perico en la estaca” por estar insistiendo en “atajar para que otro enlace”.

Advierte el referido genio de la sabiduría popular dominicana que “estar entre Lucas y Juan Mejía” sin percatarse que “la avaricia rompe el saco”, no interiorizando que “la yerba que está para un burro no se la come un caballo” y sin tener en consideración que “cuando hay santos nuevos los viejos no hacen milagros”, es algo similar a alegrarnos con los efectos de “matar un mosquito con un cañonazo”.

Destaca Trucupey que en cualquier quehacer del vivir cotidiano no es conveniente “disparar con carabina vacía” y siempre hay que entender que “el caballo se amarra donde quiera el dueño aunque se ahorque” y “la culebra se mata por la cabeza”, lo mismo que saber “amarrar la chiva” pues “el que no se ajusta al tiempo, el tiempo lo ajusta”.

También invita a tener presente que “lo demasiado hasta Dios lo ve” y que a veces hay que “hacerse el más pendejo de la cuenta”, entendiendo que “maña vieja no es costumbre” y que “el tanto joder empreña” por lo que no siempre es prudente “cambiar de caballo cuando se está tratando de cruzar un río”.

Finalmente, es interesante recordar al emblemático Juancito Trucupey, tal si estuviera orientando a algunos dirigentes y militantes de las organizaciones políticas del presente, cuando sugiere “no coger monte por donde hay carreteras”, “saber nadar y guardar la ropa” pero sin “hacerse como quien no quiere las cosas”.

Por lo anterior, el pintoresco personaje insiste en “no hacer leña del árbol caído” ni dejar de promover que “si quieres conocer quién es Mundito, dale un mandito” pues “el corazón de la auyama sólo lo conoce el cuchillo” y “lo que más lejos usted tiene, es lo que más cerca ve”.

 

Señores, cuídense mucho teniendo siempre presente que “el que se agacha mucho se le ve el trasero” y que “lo bueno de esto, es lo malo que se está poniendo”.

Siendo esa la realidad, por favor, “no lancen piedras para los más chiquitos» pues generalmente “donde usted compra, venden” y por más que digan lo contrario, el mundo sigue girando y nadie lo puede parar…!!

Suerte..!!