Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO.- En un país que anhela el ejercicio pleno de la democracia, las recientes elecciones han dejado al descubierto una realidad preocupante: la sombra de la manipulación y la coacción planea sobre el proceso electoral.
Las acusaciones del candidato presidencial del partido Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, no pueden ser tomadas a la ligera. Sus palabras no solo son una denuncia, sino un llamado urgente a la reflexión y la acción.
En un discurso cargado de indignación y preocupación, Fernández no titubeó en señalar la existencia de una estrategia diseñada «desde las alturas del oficialismo» para fomentar una masiva abstención en las urnas.
El relato de cómo se visitaron hogares, se establecieron centros de compras de cédulas cerca de los colegios electorales y se ejerció presión e intimidación sobre los votantes opositores, revela un entramado siniestro que socava los cimientos mismos de la democracia.
Es alarmante constatar que, en un país donde la participación ciudadana en los procesos electorales debería ser un reflejo de la voluntad popular, apenas el 22% de los electores respaldó al gobierno, mientras que el 78% optó por la abstención o por no votar por él.
Estas cifras no solo evidencian una profunda desconfianza en el sistema, sino que plantean interrogantes acerca de la legitimidad de los resultados.
Es indudable que, en estas circunstancias, el verdadero triunfador de las elecciones es el partido de los que no votaron, el partido de los abstencionistas. Esta realidad no puede ser ignorada ni minimizada. Es un síntoma claro de que algo está gravemente mal en nuestro sistema electoral.
Es momento de que las autoridades tomen cartas en el asunto y se investiguen a fondo las denuncias de manipulación y coacción. La democracia dominicana no puede permitirse ser socavada por intereses oscuros y prácticas antidemocráticas. Los ciudadanos merecen un proceso electoral limpio, transparente y justo, donde su voz sea escuchada y respetada.
El llamado de Leonel Fernández es un llamado a la acción, un llamado a defender la democracia y los derechos de todos los ciudadanos dominicanos. No podemos permanecer indiferentes ante esta grave situación. Es hora de actuar.
