Un nuevo proyecto de ley del ayuntamiento utilizaría anticonceptivos con la esperanza de reducir la población de ratas y proteger a la fauna salvaje de ser envenenada.
Por Emma G. Fitzsimmons
Durante casi 60 años, las autoridades de la ciudad de Nueva York han comprendido que no pueden solucionar el problema de las ratas matándolas.
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Las ratas son increíblemente prolíficas y una sola pareja tiene la capacidad de producir 15.000 descendientes por año. En repetidas ocasiones, las autoridades de la ciudad han intentado darles anticonceptivos para reducir sus filas, pero las ratas han imperado.
Ahora, el ayuntamiento quiere volver a intentarlo con los avances en el control de la natalidad de los roedores y el almacenamiento de la basura.
Un nuevo proyecto de ley que se presentó el jueves obligaría al departamento de salud de la ciudad a distribuir en dos barrios unos gránulos salados que esterilizan tanto a las ratas macho como a las hembras como parte de un programa piloto. Estos gránulos se usarían dentro de lo que a veces se conoce como zonas de mitigación de ratas que abarcan al menos 10 cuadras de la ciudad.
El promotor de ese proyecto de ley, Shaun Abreu, un concejal de la zona norte de Manhattan, auguró que este intento sería más eficaz que los anteriores, sobre todo si se combina con el esfuerzo más general de combatir a las ratas, el cual comprende poner la basura en contenedores y ampliar el compostaje.
“Creemos que debemos tener un método contundente para el problema de las ratas poniendo toda la carne en el asador”, comentó Abreu.
Hay otra ventaja posible: es poco probable que los anticonceptivos afecten la vida silvestre como sucedió en el caso de Flaco, el querido búho real eurasiático cuya muerte fue culpa, en parte, del veneno para ratas.
“Las aves de rapiña no deberían tener que comer ratas que contienen raticida”, señaló Abreu.
La pregunta principal es si la ciudad puede finalmente controlar la natalidad de las ratas.
En 1967, el gobernador Nelson Rockefeller anunció un plan para darles anticonceptivos a las ratas disolviendo en una solución de aceite vegetal una forma de los estrógenos que se usan en las pastillas para el control de la natalidad en seres humanos y remojando en ella granos y carne. Hace una década, la Autoridad Metropolitana del Transporte intentó resolver el problema colocando anticonceptivos para las ratas del metro. El año pasado, Bryant Park intentó lo mismo, pero sin éxito.
También, en lo que a veces han parecido las aventuras del coyote y el correcaminos, se han usado otras tácticas contra las ratas (veneno, trampas, hielo seco, ahogamientos espeluznantes, enfocarse en los llamados depósitos de ratas y una academia relacionada con las ratas para involucrar a miembros de la sociedad civil en los intentos de erradicación). De algún modo, las ratas siempre han resultado vencedoras.
Pese a que es difícil hacer un cálculo preciso, una empresa de control de plagas señaló que en la ciudad había hasta tres millones de ratas.
Joseph Lhota, quien fungió como el “zar antirratas” en la época de Rudy Giuliani y ha dicho que eliminar a las ratas es una meta inalcanzable, elogió el nuevo proyecto de ley. Lhota comentó que los anticonceptivos tendrían que ser parte de la solución.
“¿Lograremos erradicar a las ratas? No lo creo, pero debemos hacer todo lo posible para disminuir el tamaño de su población”, afirmó.
El alcalde Eric Adams ha convertido el combate a las ratas en una iniciativa emblemática. Instaló a su propia zarina de las ratas, Kathleen Corradi, y estableció un ambicioso plan de sacar la basura de las bolsas fétidas de basura y ponerla en contenedores tipo europeo.
El miércoles, Liz Garcia, vocera del alcalde, señaló en un comunicado que la oficina del alcalde revisaría la legislación. El gobierno ha “adoptado un enfoque gubernamental integral” para combatir a las ratas y añadió: “seguiremos trabajando con todos nuestros interlocutores del gobierno en estrategias para disminuir el número de ratas”.
Abreu ha estado trabajando con Loretta Mayer, una científica que diseñó ContraPest, un anticonceptivo para ratas que, según las autoridades de tránsito, ha tenido resultados prometedores en el metro. El señuelo contiene compuestos activos que afectan la función de los ovarios de las ratas hembra y causa infertilidad en las ratas macho al interrumpir la producción de espermatozoides.
Mayer, quien ahora gestiona una organización sin fines de lucro dedicada al control compasivo de la población animal, dijo en una entrevista que los gránulos estaban llenos de sal y grasa y eran tan deliciosos que las ratas preferían eso en vez de escarbar en la basura.
“Es mejor que la pizza”, afirmó.
Mayer señaló que el mayor reto sería llegar a tener suficientes gránulos para distribuir los anticonceptivos de manera más amplia. Comentó que el costo no era muy alto, unos 10 dólares por kilogramo.
Otras ciudades han probado los anticonceptivos para ratas, entre ellas Boston; Columbus, Ohio, y Hartford, Connecticut. Abreu mencionó que los intentos anteriores en la ciudad de Nueva York no habían tenido éxito debido a que las autoridades no habían persistido lo suficiente o a que usaron un señuelo líquido en vez de los gránulos y no lo combinaron con la estrategia de poner la basura en contenedores, cosa que les ofrece a las ratas pocas alternativas de alimentación.
Abreu se ha convertido en un promotor acérrimo de la “revolución de la basura” propuesta por el alcalde y es en su distrito donde se está probando el programa piloto de meter la basura en contenedores.
Algunos grupos defensores de los animales apoyan su proyecto de ley y sostienen que los anticonceptivos son una manera más humanitaria de lidiar con las ratas y que ayudará a otros animales que se ubican más arriba en la cadena alimentaria.
Emma G. Fitzsimmons es la jefa del buró para el Ayuntamiento del Times, y cubre al alcalde Eric Adams y su gestión.