La oposición presenta una candidatura unitaria con Edmundo González al frente tras la inhabilitación de Maria Corina Machado. Nicolás Maduro, por su parte, espera prolongar su mandato otra legislatura.
Venezuela celebra este domingo unas elecciones presidenciales en las que Nicolás Maduro busca asentarse en el poder con un tercer mandato, si bien gran parte de las encuestas dan la victoria al frente opositor, que se ha tenido que conformar con presentar al exdiplomático Edmundo González Urrutia como candidato después de que María Corina Machado, triunfadora de las primarias, fuera inhabilitada por la Justicia.
Además del partido del presidente, que aspira a dar ‘un golpe en la mesa’, se presentan nueve candidaturas más, entre ellas la Plataforma Unitaria de González, la que cuenta con más posibilidades de victoria, ya que a los otros ocho candidatos las encuestas no les conceden más de un 2 % de los votos.
En caso de que la oposición lograse ganar los comicios, llegarían al Palacio de Miraflores 25 años después del triunfo de la revolución bolivariana de Chávez, quien gobernó durante 14 años. Chávez gozó de un amplio apoyo popular en la mayoría de elecciones pero tuvo que hacer frente a varios intento de golpe de Estado en 2002, cuando incluso pasó cuatro días en prisión.
Chávez fue diagnosticado de cáncer y finalmente falleció en marzo de 2013, momento en que Maduro, hasta entonces su vicepresidente, tomó las riendas del país de forma interina hasta la celebración de elecciones a mediados de abril. Pero Maduro no es Chávez, y en aquellos comicios se impuso tan solo por un estrecho margen de un 1,5 % al opositor Henrique Capriles.
Considerado por expertos como un ‘perfil gris’, Maduro no cuenta con el bagaje revolucionario de Chávez, lo que sumado a la crisis económica y social el país, ha fomentado el auge de una disidencia.
Amnistía Internacional ha aprovechado la previa de los comicios para alertar de las «graves y masivas» violaciones de Derechos Humanos que se producen en Venezuela donde, bajo la Presidencia de Maduro, «más de un 25 % de la población» ha huido del país, según dicha ONG, que denuncia «decenas de detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y tortura» contra disidentes.
El acuerdo de Barbados
La presidencia de Maduro recibió un gran varapalo tras las elecciones de 2018, en las que el mandatario se impuso con un 67,8 % de los votos frente a Henri Falcón (20,9 %) pero varios países del mundo e incluso la Unión Europea consideraron las elecciones «ilegítimas».
Tras el descrédito de parte de la comunidad internacional, en octubre de 2023 se firmó el Acuerdo de Barbados con la oposición en las que se fijaron las condiciones para los comicios.
Este pacto -que motivó que Estados Unidos incluso levantara algunas de sus sanciones contra Venezuela- cubría las garantías para la participación de la oposición y el proceso de elecciones primarias, que sin embargo desde la disidencia considera que Maduro se ha saltado en algunas etapas, especialmente por la inhabilitación de María Corina Machado y la imposibilidad posterior de inscribir a Corina Yoris Villasana como candidata de la Plataforma Unitaria.
Es precisamente en este punto en el que sale a la palestra el nombre de Edmundo González Urrutia, un antiguo diplomático venezolano -embajador en Argelia (1991-1993) y en Argentina (1998-2002)- que ha prometido la liberación de los presos políticos, la recuperación económica, la estabilización de un bolívar enormemente devaluado y la lucha contra la inflación y la inseguridad.
Considerado como un político de centro, González ha manifestado su apoyo a los servicios públicos y se ha mostrado siempre abierto al consenso por encima de la ideología partidista. Respecto a una posible victoria en las elecciones del domingo, siempre ha abogado por un proceso de «negociación» para el traspaso de poderes de manos de Maduro.
Una delegación del PP es expulsada de Venezuela por no contar con permiso oficial
Una delegación de parlamentarios y senadores del PP ha sido expulsada de Venezuela, tras intentar entrar en el país sudamericano sin permiso oficial.
Según los miembros de la delegación, habían sido invitados por la oposición venezolana como observadores de las elecciones del domingo. Sin embargo, no tenían la autorización pertinente. Pese a ello, este viernes han viajado hasta Caracas, a sabiendas de que no se aceptaría su entrada en el país. Lo mismo ha sucedido con otras delegaciones de otros países, invitados también por la oposición.