Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- En un contexto de indiferencia por parte de las autoridades, la filantropía y el sentido de solidaridad han dado un paso al frente, personificados en la figura del Dr. Cruz Jiminián. En un acto de humanidad que contrasta con la falta de respuesta institucional, el destacado médico y filántropo ha tendido una mano amiga a Miguel Pérez Sánchez, hijo de la conocida dirigente perredeísta María Luisa Sánchez y sobrino del célebre poeta dominicano Juan Sánchez Lamouth.
Miguel, que se encontraba viviendo en condiciones precarias debido a su delicado estado de salud, fue objeto de una denuncia pública realizada por los periodistas Juan Cruz Triffolio y Roberto Veras, quienes, a través de sus plataformas, alertaron sobre la urgente necesidad de ayuda para este ciudadano.
La situación, que podría haber pasado desapercibida para muchos, no escapó del radar del Dr. Cruz Jiminián, cuya Fundación ha intervenido de manera decisiva para mejorar las condiciones de vida de Pérez Sánchez. Gracias a la rápida respuesta del doctor y su equipo, a partir de mañana, Miguel dispondrá de un sillón reclinable que facilitará su aseo y proporcionará mayor comodidad en su día a día.
Pero el apoyo no se detiene ahí. Además del sillón, la Fundación Cruz Jiminián se ha comprometido a proveerle medicinas esenciales, utensilios desechables para su atención diaria, y chequeos médicos rutinarios para asegurar un monitoreo constante de su salud. Estos esfuerzos coordinados reflejan el carácter altruista del doctor, que una vez más demuestra su compromiso con las personas más necesitadas.
Miguel Pérez Sánchez ha recibido más que ayuda física; ha recibido una dosis de esperanza y dignidad en un momento crucial de su vida. La intervención del Dr. Jiminián marca una diferencia significativa, no solo en la vida de Miguel, sino también en la percepción pública de lo que la filantropía y la solidaridad pueden lograr, incluso cuando las instituciones gubernamentales parecen fallar.
Este acto de generosidad destaca una vez más la larga trayectoria de Cruz Jiminián en el ámbito de la salud y la ayuda comunitaria. Su Fundación, que ha sido un pilar en momentos de crisis y necesidad, continúa ofreciendo soluciones concretas y humanitarias a aquellos que enfrentan situaciones de abandono y olvido por parte de las autoridades.
La situación de Miguel Pérez Sánchez debería servir como un llamado a la acción para las instituciones responsables del bienestar de la ciudadanía. No podemos permitir que los más vulnerables queden desprotegidos ante la indiferencia. El ejemplo del Dr. Jiminián nos enseña que con voluntad y empatía, se pueden cambiar vidas, y que la filantropía no es solo un gesto, sino un deber moral.
Este es un recordatorio de que el compromiso social puede marcar una diferencia real en la vida de las personas, y que mientras haya ciudadanos como el Dr. Cruz Jiminián, la esperanza nunca se perderá.