Por Roberto Veras
JARABACOA, RD.- Por invitación de Miguel, conocido cariñosamente como Lucas entre sus amigos, nos reunimos para una partida de dominó. La mesa estaba conformada por Triffolio, Daniel Jiménez, su hijo David y yo.
Desde el principio, la experiencia resultó peculiar, especialmente al enfrentar una mesa moderna que carecía del clásico espacio para colocar las fichas.
Fue entonces cuando Lucas, un hombre reconocido por su buen humor y atenciones, irrumpió en carcajadas al notar que la mesa estaba colocada al revés.
Con esa chispa tan característica, no pudo evitar decirle a Triffolio que por esa misma razón se encontraban “perdiendo”.
El comentario provocó risas generalizadas, rompiendo el hielo de un ambiente que pronto se transformó en pura camaradería.
La partida avanzó con entusiasmo, y aunque la configuración de la mesa presentó sus desafíos, el espíritu competitivo se mantuvo vivo. Finalmente, Lucas y yo salimos victoriosos en dos emocionantes rondas.
La señora Lucía, esposa de Lucas y Eduviges, compañera de Triffolio estuvieron conversando, supongo que en término femenino, pues Lucas, como todo un caballero cerró la puerta para que no acucháramos los temas expuestos por las damas.
La alegría del momento quedó inmortalizada en unas fotografías tomadas por Lucas, quien quiso asegurar el recuerdo de su triunfo. Aunque la mesa de dominó estaba de abajo para arriba, David y Triffolio lograron empatar ganando dos partidas, aunque no fueron ganadas liza.
Mientras tanto, Triffolio no corrió con la misma suerte. Con dos derrotas consecutivas, recibió la amarga “LIZA”, como solemos decir en buen dominicano cuando un jugador no logra dominar ni una sola partida.
Entre risas y comentarios, todos reconocimos que el dominó, más allá de ser un juego, se convierte en un espacio para compartir, disfrutar y, sobre todo, crear anécdotas inolvidables.
Esa tarde noche no sólo ganamos o perdimos rondas; ganamos momentos que quedarán grabados en nuestras memorias, reafirmando que la verdadera victoria está en la amistad y la alegría compartida.