Diez pesos para Manolo y Leandro… y algo más..!!

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Las Mirabal

Aun cuando se supone que en su última visita al recinto carcelario de Puerto Plata, Minerva Mirabal Reyes cargaba consigo una modesta suma de dinero, resultado de la venta de algunos electrodomésticos en Monte Cristi, llama la atención que en la devolución de sus pertenencias, momento después de su vil asesinato, las autoridades correspondientes no devolvieron a sus familiares ningún tipo de recurso monetario.

De igual modo, surgen puntualizaciones que permiten ser utilizadas para precisar y aquilatar de modo convincente algunas versiones que de manera manila, con el transcurrir del tiempo, son proyectadas como realidades emocionantes que, luego de una reflexión y razonamiento lógico, desapasionado, obligan a llegar a la conclusión de que no se corresponden con la verdad y la objetividad exigida por un riguroso investigador de la historia.

A tal conclusión es posible arribar luego leer algunas de las declaraciones emitidas por el doctor Manuel A. Tavárez Justo, el agricultor Pedro Antonio González Cruz y el ingeniero José Ramón Leandro Guzmán, esposos de las heroínas salcedenses, mientras fueron interrogados por varios de los funcionarios judiciales que encabezaron el histórico juicio a los considerados protagonistas del bochornoso, atroz y salvaje episodio histórico, escenificado el 25 de noviembre, 1960, en el tramo carretero que une la provincia de Santiago de los Caballeros con la ciudad conocida como La Novia de la Atlántico, Puerto Plata.

Se registra que durante el interrogatorio y a petición del abogado de la parte civil, licenciado D. Antonio Guzmán L., el señor Tavárez Justo afirmó que Minerva, en la última visita que realizó al centro penitenciario puertoplateño, le entregó la modesta pero entonces, significativa suma de diez pesos, hoy insignificante, para compartirlos con Leandro, al tiempo que resaltó que ella tenía más dinero.

De manera precisa, el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, contestó diciendo: “Es cierto que tal como lo asegura el Sr. Pimentel Lister que mi esposa tenía en su poder alguna suma considerable de dinero, porque en la semana anterior había vendido una nevera, una estufa, y otros efectos más por tener yo más de dos años preso”.

MINERVA MIRABAL PLANIFICÓ INSTALAR UNA TIENDA DE FANTASIAS EN PUERTO PLATA

Agrega el máximo dirigente de la organización 14 de Junio que Minerva, había resuelto “…mudarse a Puerto Plata y comenzar a comprar ropa y tela para montar una tienda de fantasías allí”.

En lo concerniente al destino del monto monetario, el renombrado líder político apuntó que “…esa suma de dinero no apareció ni en el sitio del vuelco ni en su poder y parece que fue sustraída”.

Recordó que todo eso lo había conversado con su cónyuge a quien había sugerido trasladarse a Monte Cristi a vender los electrodomésticos ya enunciados, logrando acumular unos 400 pesos.

El aludido, noble y modesto proyecto de Minerva Mirabal Reyes también salió a brote cuando en el transcurso del juicio a los asesinos de las Hermanas Mirabal y Rufino De la Cruz Disla, el licenciado Guzmán, más adelante, mostró interés en el tema y cuestionó al testigo Leandro Guzmán.

Juan Cruz Triffolio – Sociólogo – Comunicador Dominicano

SOBRE LA FIESTA CON TRUJILLO EN SAN CRISTÓBAL

Durante el interrogatorio al testigo Pedro Antonio González Cruz, nativo de Conuco, Salcedo, y esposo de Patria Mirabal Reyes, la mayor de las tres hermanas, hizo aseveraciones que, innegablemente, dejan sus nebulosas en torno a la muy cacareada fiesta donde fueron invitados las proles de doña Mercedes -Chea- Reyes Camilo y el señor Enrique Mirabal, entre otros, encuentro donde algunos aseguran que la enérgica, arriesgada y aguerrida Minerva Mirabal Reyes cometió la osadía de abofetear y dejar petrificado al Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, en el epicentro de la sala de bailes.

Sobre ese particular, el agricultor cibaeño, González Cruz, al preguntársele si sabía de algún incidente de su esposa con el gobernante mencionado, se circunscribió a afirmar: “Estábamos toda la familia en San Cristóbal en un baile, él (Trujillo, JACT) invitó a Minerva a bailar y ésta no accedió (negritas nuestras, JACT), luego al entrar a la habitación (se entiende que es la del llamado Jefe, JACT) aprovechamos y salimos y nos fuimos todos”.

En otras palabras, conforme a lo manifestado por Pedro Antonio González Cruz, allí no hubo ni bofetada, física o verbal, pero tampoco baile, pues como muy bien se deduce de lo expresado por el informante, nunca hubo una receptividad positiva ante la invitación al baile.

LAS MIRABAL Y LA IGLESIA: LOS GRANDES PROBLEMAS DE TRUJILLO..?

Sin pretensiones de restarle mérito al nivel de compromiso y sacrificio humano y político de las emblemáticas figuras, conocidas en el presente como Las Mariposas de Salcedo, lo cual sería una osadía que rayaría en la irreverencia y el absurdo, una enunciación muy manoseada y quizás alejada de la verdad histórica, que envuelve a estas extraordinarias damas, es aquella que da cuenta que el oprobioso y sanguinario dictador sancristobalense había manifestado, con otros términos, que su insoportable cefalea era resultado del comportamiento de “la familia Mirabal”, en Salcedo, y “la Iglesia”.

Así se recoge del contenido expuesto por Pedro Antonio González Cruz cuando tratando de dar respuesta a una inquietud en su interrogatorio, durante el juicio contra los acusados en el asesinato de las hermanas Mirabal y Rufino De la Cruz Disla, de manera un tanto aérea, tuvo la responsabilidad de referirse a un decir, más que a una información categórica, cuando afirma lo siguiente: “…supe que el tirano dijo (de quién, ¿cuándo y dónde…? JACT) que tenía dos problemas que resolver, la Iglesia y la familia Mirabal (no las tres muchachas, JACT)”.

Otro referente, casi similar, sobre el tema en cuenta, pero que también deja sus nebulosas, lo constituyen las declaraciones del ingeniero José Ramón Leandro Guzmán, quien actuando como testigo en el histórico juicios a sus salvajes protagonistas afirma que “… en la última visita mi esposa (María Teresa Mirabal Reyes, JACT) me informó que en un viaje que Trujillo dio a Villa Tapia, dijo en la residencia de José Rafael Quezada y en presencia de algunas personas que solamente tenía dos problemas que resolver, que eran la Iglesia Católica y la familia Mirabal”

Como ha de imaginarse, sin dejar de ser posible y al igual a lo señalado con anterioridad, una sentencia de esa naturaleza en boca de una figura de la connotación todopoderosa que encarnaba el denominado Benefactor de la Patria, corriendo sin límites y de boca en boca por los senderos de la patria, además de envolver una institución monolítica, representativa del imponente poder del Vaticano, es como para arriesgarse innecesariamente.

Si tal peligro era real y tan inmenso, sin revestir de todopoderoso al hijo de “Mamá Julia”, para quien el escrúpulo, la ética y la moral no eran preceptos a respetar en su represivo y criminal mandato, hubiese de inmediato actuado despiadadamente, en contra de sus adversarios, sin necesidad de formular advertencia ni mucho menos consecuencias.

No se debe olvidarse que, el llamado “Primer Maestro y Padre de la Patria Nueva”, con su sola presencia física, para bien o para mal, proyectaba un innegable poder telúrico que de haberse atrevido a manifestarse de esa manera, públicamente, proyectaría indicios, -entre otras cosas-, de una debilidad y pérdida de hegemonía que, quienes los conocieron y sufrieron, saben muy bien que Trujillo no aceptaba, bajo ningún concepto, ese tipo de proyección de imagen pública o privada.

La historia es realidad no ficción ni sentimentalismo, aceptemos la objetividad, aun produzca ingerir tragos amargos, pues al final de la jornada, con tal actitud no necesariamente dejaríamos de aquilatar correctamente el valor histórico de la heroicidad y sus protagonistas por y para siempre.

¡¡Así de simple…!!