POR JHONNY TRINIDAD
NUEVA YORK.- La negativa de Vanessa Gibson, presidenta del condado del Bronx, de respaldar el propuesto Museo Internacional de la Salsa ha provocado indignación entre líderes latinos, activistas culturales y residentes, quienes ven esta decisión como una traición al legado del condado: la cuna misma de la música salsa.
Con planes de ubicarse en el icónico Kingsbridge Armory, el museo estaba destinado a convertirse en un centro global de la historia de la salsa, con exhibiciones de leyendas como Tito Puente, Celia Cruz y Héctor Lavoe, junto con clases gratuitas de baile, talleres musicales y programas educativos que rastrearían el impacto mundial del género.
Para un condado conocido como «El Condado de la Salsa»—hogar de lugares legendarios como el Tropicana Club y Casita María—, este rechazo no es solo una oportunidad perdida, sino un error político que podría costarle caro a Gibson entre los votantes latinos, una base crucial en el Bronx.
«UN INSULTO A NUESTRA CULTURA»
«Esto no es solo un rechazo a un museo, es un rechazo a nosotros», declaró Manny Tavárez, cofundador del Museo Internacional de la Salsa. «La salsa nació en el Bronx, en nuestras calles, nuestros clubes, nuestros hogares. Que la presidenta del condado le dé la espalda a este proyecto es borrar nuestra historia. Ella dice representar al pueblo, pero ¿a qué intereses realmente sirve? Esta era nuestra oportunidad de honrar nuestra cultura, inspirar a nuestra juventud y traer empleos y turismo al Bronx. Y ella dijo que no», subrayó.
CONSECUENCIAS POLITICAS AL ACECHO
Con el ciclo electoral del 2025 acercándose, analistas políticos advierten que la postura de Gibson podría alienar a la comunidad latina, que por mucho tiempo ha sido un pilar de la política del Bronx. El museo tenía un amplio apoyo de líderes afrocaribeños y latinos, quienes lo veían tanto como un hito cultural como un motor económico.
«Esto es un suicidio político», dijo Haile Rivera, un destacado organizador comunitario del Bronx.
Explicó que «la salsa no es solo música, es una industria multimillonaria que abarca continentes. El Bronx debería estar liderando ese legado, no enterrándolo. En lugar de invertir en nuestra cultura, nuestros líderes están dejando que los desarrolladores dicten nuestro futuro».
«Vanessa Gibson tuvo la oportunidad de estar de nuestro lado, y eligió el silencio. La comunidad no lo olvidará y hará oír su voz en las urnas», advirtió.
EL SILENCIO DE GIBSON DICE MUCHO
Rivera dijo que «a pesar de repetidas solicitudes de comentarios, la oficina de Gibson ha guardado silencio sobre por qué se negó a apoyar el proyecto». «Hay especulaciones que apuntan a intereses de desarrollo competidores en el Kingsbridge Armory, pero los defensores argumentan que ningún otro proyecto tiene el peso cultural del museo de la salsa», declaró.
De su lado, Andy Peña, organizador comunitario, indicó que «cuando ignoras la salsa, ignoras a los puertorriqueños, dominicanos, cubanos y afroamericanos que construyeron este condado. No puedes llamarte líder del Bronx si no luchas por lo que lo hace grande».
¿QUE SIGUE?
Mientras crece el descontento, aumenta la presión sobre Gibson para que cambie de postura. Mientras tanto, amantes de la salsa, historiadores y activistas prometen seguir luchando por el museo, con o sin el apoyo de la oficina de la presidenta del condado del Bronx.
Una cosa es segura: en el Bronx, la salsa no es solo música. Es resistencia. ¡Y esta lucha está lejos de terminar!