Jet Set: Estruendo y colapso, dos aspectos del mismo fenómeno

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Por Frank Segura – Ingeniero Químico 

Luego del derrumbe del techo de la discoteca Jet Set afloran diversas hipótesis sobre las razones de este hecho que causa hasta ahora el fallecimiento de 231 personas, dejando en luto y consternación a la República Dominicana.

Entendidos en la materia apuntan a un conjunto de factores que se alinearon para originar esta tragedia, coincidiendo en mayor medida, en la sobrecarga del techo con diversas casetas y equipos industriales de climatización.

Así también señalan las filtraciones de agua, el fuego que había afectado sus instalaciones años atrás y la falta de mantenimiento a una edificación próxima al salitre del agua de mar, originando un desgaste progresivo por más de 52 años.

Todo esto se vio coronado en una noche vibrante de baile donde los altos decibeles entorpecían el sueño de los vecinos del Portal.

En contraposición el reconocido comunicador Julio Martínez Pozo, perteneciente a la cadena de medios del también propietario del Jet Set, Antonio Espaillat, sugiere la hipótesis de que la sala nocturna pudo haber sido objeto de un atentado terrorista, fundamentado en parte al estruendo que se escuchó previo al colapso del techo.

Es preciso recordar conceptos fundamentales de la física, que nos enseñan que cuando un objeto, estructura o material se rompe, el sonido que escuchamos es el resultado de las ondas de presión que viajan a través del aire y llegan a nuestros oídos.

AUTOR: Frank Segura – Ingeniero Químico

Por ejemplo, cuando rompemos un lápiz se produce un sonido característico, resultado de un proceso físico de transformación energética.

Este fenómeno se fundamenta en la Ley de Conservación de la Energía que establece que esta no puede crearse ni destruirse, solo convertirse en otra forma de energía.

Así pues, se debe considerar el almacenamiento inicial de energía potencial de la estructura, tanto las gravitatorias como las externas productos del sobrepeso, así también la energía química almacenada en los enlaces de las partículas.

El proceso continúa con la conversión de energía potencial en energía elástica cuando el material se deforma bajo carga; se generan tensiones internas en el material, los átomos y moléculas se desplazan de sus posiciones de equilibrio, afectación, en este caso acelerada por el entorno agresivo próximo al agua de mar, generando corrosión y degradación química.

Esta energía elástica se acumula hasta llegar a un punto crítico que da paso a una ruptura, en donde es liberada abruptamente transformándose simultáneamente en: energía cinética (en mayor medida), energía acústica, energía térmica y energía superficial.

La energía acústica generada de este proceso se manifiesta parcialmente en ondas mecánicas que se propagan a través del material y el aire.

Si somos capaces de escuchar el sonido de un simple lápiz al romperse, es mejor no imaginar el estruendo que escucharon los cientos de personas que no esperaban ver ese techo derrumbarse.

De este modo, debemos entender que el colapso del techo y el estruendo están íntimamente relacionados, siendo dos aspectos del mismo fenómeno físico.