Papa Francisco habla de pedofilia por primera vez

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Las palabras del pontífice argentino no plantean novedad alguna respecto a las medidas tomadas por su predecesor.
Las palabras del pontífice argentino no plantean novedad alguna respecto a las medidas tomadas por su predecesor.

CIUDAD DEL VATICANO.- Las muestras simbólicas de humildad que ha dado el papa Francisco desde el inicio de su pontificado habían desviado la atención mundial sobre los principales asuntos pendientes de la iglesia, uno de ellos es la pedofilia clerical.

Al recibir este viernes en el Vaticano a los miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el pontífice argentino tocó el tema por primera vez desde que subió al solio de San Pedro.

Llamó a «actuar con determinación» frente a los abusos sexuales cometidos por religiosos. Sin embargo, no dijo nada nuevo en relación a los llamados que hizo su antecesor, Benedicto XVI, durante su papado.

La pederastia fue la piedra en el zapato para Benedicto XVI. Miles de denuncias de abusos sexuales perpetrados por curas católicos salieron a la luz durante sus años como cabeza de la Santa Sede, tras permanecer en secreto durante décadas.

El escándalo de los sacerdotes que abusaron de niños y adolescentes estalló primero en Estados Unidos a comienzos en el año 2000 y luego afectó a las Iglesias de varios países de Europa.

Los titulares de la prensa mundial empezaron a ser aterradores: 67 hombres abusados por curas católicos entre 1950 y 1980 en el Instituto para Sordos Antonio Provolo, en Verona. Dos mil testimonios de víctimas de crímenes sexuales de sacerdotes en Irlanda.

En 2010 se supo que el padre Lawrence C. Murphy abusó de hasta 200 niños en la Escuela para Sordos St. Johns en Milwaukee. El último episodio antes de la llegada de Francisco ocurrió cuando Keith O’Brien, veterano cardenal del Reino Unido, renunció tras ser acusado de tener contactos indebidos hace 30 años con jóvenes seminaristas.

En septiembre de 2011, Joseph Ratzinger se convirtió en el primer pontífice demandado ante la Corte Penal Internacional (CPI) por encubrir estos delitos. Ante la presión mundial, el religioso tuvo que romper el silencio de la Iglesia. Pidió perdón y en 2006 se refirió a los delitos sexuales del clero como «crímenes enormes».

El exembajador de Colombia ante el Vaticano, Guillermo León Escobar, explicó a este diario que Ratzinger «modificó la apreciación jurídica de la Iglesia y determinó que la autoridad civil tiene que encargarse del castigo del crimen, en tanto la Iglesia tiene que denunciar al criminal y acoger mediante la piedad y la reconsideración de la conducta al pecador».

En algunos países se tomaron medidas de “cero tolerancia contra los religiosos abusadores. Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, tuvo que renunciar y retirarse a una cida en penitencia en 2006, por orden del mismo Benedicto XVI y en vista de las fuertes acusaciones por sus delitos sexuales.

Las víctimas de la pederastia, sin embargo, consideran que no fue suficiente. Barbara Blaine, directora de Survivor’s Network of those Abused by Priests (Snap), ha dicho antes que algunos pasos que Ratzinger hubiera podido dar en sus últimos días en oficio habrían sido animar (u ordenar) a todos los prelados del mundo para que publicaran las identidades de los abusadores acusados que están trabajando o trabajaron en su diócesis (como 30 obispos de EE.UU. lo han hecho), ordenar a los obispos que entreguen a la policía toda la información y documentos sobre presuntos delitos sexuales, castigar a los obispos que han protegido a un abusador o que lo hayan transferido a sabiendas de sus delitos y recompensar a los denunciantes que permitan procesar a un abusador.

«No dio esos pasos, no tuvo la fortaleza para exigir una justicia que dé vuelta a las estructuras que permiten el mal y para exponer la verdad, sin importar cuán dolorosa sea. Los niños de hoy y mañana no se merecen menos».

Francisco, este viernes, recomendó «actuar con determinación en los casos de abusos sexuales», según un comunicado del Vaticano. El papa confirmó que preconizará la tolerancia cero como Benedicto XVI e invitó a la jerarquía de la Iglesia a promover «ante todo medidas de protección de los menores, a que se «ayude a todos aquellos que han sido víctimas de violencia en el pasado» y a que se impulsen «los procedimientos debidos contra los culpables».

Sus anuncios no plantean novedad alguna, sino la continuación de la línea de su predecesor, por lo cual no es previsible que la iglesia el corto plazo se decida a satisfacer la principal exigencia de las víctimas, que es revelar los mecanismos de encubrimiento de curas pederastas, que a la fecha siguen permitiendo que se perpetúe el silencio frente a los crímenes sexuales cometidos por el clero.