SANTIAGO DE CHILE.- «Capriles habla de Venezuela como un todo. La otra opción nos divide en buenos y en malos. Si tuviera que enviar un mensaje a los venezolanos, les diría que voten por quien nos una, no por quien nos divida».
Así de claro se mostró en su reciente paso por Chile el popular cantante venezolano Ricardo Montaner, respecto de las elecciones presidenciales que este domingo se realizarán en su país, y en la que se enfrentarán el candidato oficialista Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles.
El autor de éxitos como «Me va a extrañar» y «En el último lugar del mundo» tiene decidido darle su voto a este último, y no se aproblema en hacer pública su opción. «Yo soy una persona, y tengo mi criterio. Dios no me trajo al mundo sólo para cantar, y no tener dos dedos de frente para hablar de otros temas. Tengo que hablar de otras cosas», dice.
Por eso, se permite analizar la era de Hugo Chávez con sus luces y sombras: «Creo que hizo buenas cosas, pero dejó un país dividido, y eso es algo muy fregado, muy difícil de superar. Dejó a un sector del pueblo con rencor, y ese sentimiento no existía en Venezuela. El principal obstáculo a vencer es la división, y sea quien sea el que gane yo lo invitaría a trabajar para unir a los venezolanos».
Recientemente, Montaner visitó Chile por algunas horas para presentar su disco Viajero frecuente, editado a fines del año pasado, y que marcó un regreso a su perfil más melancólico y romántico. «Es un disco reflexivo. En la mayoría de mis trabajos no me paso de diez canciones, en éste hay trece, y la mayoría son de desvelo. No noto una gran diferencia entre el Ricardo de ‘Tan enamorado’ y éste», analiza.
En los días de lanzamiento, el venezolano fue categórico, llegando a hablar de el «mejor disco» y el «mejor momento» de su carrera. Esas ideas, hoy las refrenda: «Fueron tres años y medio de acumular experiencias, sensaciones, frases, muchas cosas».
«Cuando firmé el contrato con la compañía me dijeron ‘go, vete, escribe, produce y regresa’. Estuve un mes y medio en Nueva York, luego grabé gran parte del disco en Milan. Si puedo estar en un café en el casco antiguo de Milan, o en un banco del Central Park, metido en el subway… Tú sabes que los ambientes te cambian», agrega sobre el proceso creativo del disco.
Ese trabajo, cuenta, trata de enfrentarlo con naturalidad, sin la presión de hacer hits a la altura de los que impuso en los 90. «No me presiona, sólo procuro que en el momento creativo, desde un inicio, la canción no sea un bodrio. La canción tiene que ser hermosa», afirma.
Y con ese mismo stock de éxitos, más los nuevos que pretende imponer con Viajero frecuente, espera regresar a un escenario en el que acumula gratos recuerdos, pero también una última experiencia amarga: El Festival de Viña del Mar.
«Fui muy golpeado por la prensa, pero fueron golpes gratuitos, porque entendí que un sector de la prensa no hallaba a quien golpear, y siempre hay que golpear a alguien. Quizás me escogieron porque era una especie de membrana muy débil, un hilo que de tensarse podía romperse, porque me tocó tomar un puesto que nadie quiso agarrar», dice sobre el paso como animador en 2005.
Sin embargo, asegura que más temprano que tarde «vamos a volver», ya que «cuando canté por primera vez (en Viña del Mar) por dos noches en el 91, se cerró un pacto entre este país y yo. Y ese pacto todavía está vigente».