CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco afirmó que «hay más mártires en la actualidad que en el primer siglo de la Iglesia», durante el acto de Vigilia de Pentecostés y exhortó a los asistentes a salir en su búsqueda porque «ellos son la carne de Cristo en el martirio».
Francisco hizo esta declaración durante su encuentro con los movimientos eclesiales, un acto que congregó en la plaza de San Pedro del Vaticano a cerca de 150.000 personas y en el que Francisco respondió a cuatro preguntas de los presentes que, según explicó, «ya conocía de antemano».
«No podemos convertirnos en cristianos sin preocupaciones, que toman el té tranquilos sino que debemos ser cristianos valerosos que salen a buscar a otros, a los que sufren, porque estos mártires son la carne de Cristo», aseveró enérgicamente el pontífice ante los congregados, que rompieron en aplausos.
Además, el obispo de Roma, que fue interrumpido durante el acto en numerosas ocasiones por las ovaciones de los presentes, afirmó que prefiere «una Iglesia que sale y sufre accidentes, que es la levadura de la sociedad», a una que permanece encerrada en sí misma y que termina «oliendo a humedad».
Ante las ovaciones de los asistentes, el papa les pidió que no coreasen más su nombre, sino que gritaran el nombre de Jesús.
«¿Qué es lo más importante? ¡Jesús! Todos ustedes gritaron antes ¡Francisco! Pero quiero que, de ahora en adelante, griten ¡Jesús! ¡Basta de Francisco! ¡Jesús!», pidió el pontífice.
Francisco recordó a los asistentes que «para anunciar el Evangelio hace falta coraje y paciencia» y que en la Iglesia hay personas que «sufren un martirio» pero afirmó que «el martirio nunca es una derrota, sino que se trata del más alto grado de testimonio».
El pontífice recordó en tono jocoso que, debido a su cargo, hoy ya no puede confesar pero que, cuando lo hacía, además de preguntar a sus fieles si daban limosna, les preguntaba si miraban a los ojos y tocaban las manos de las personas a las que se la daban.
Según Francisco, los cristianos deben ser conscientes de la pobreza, tocarla, porque «una iglesia pobre para los pobres comienza a andar hacia la carne de Cristo».
Además, también apeló a la libertad religiosa de todas los hombres y mujeres del mundo porque, según Francisco, no importa la fe que procesen puesto que «todos tienen en común que son hijos de Dios».
«No se olviden, nada de una Iglesia cerrada sino una Iglesia que vaya hacia la periferia de la existencia», recordó el pontífice antes de despedirse de los asistentes y finalizar la ceremonia.
El papa celebrará hoy la misa de Pentecostés en la plaza de San Pedro, que también se espera multitudinaria.