El trabajo doméstico infantil ilegal afecta a unos 10,5 millones de niños en el mundo, que limpian, planchan, cocinan o cuidan de ancianos en hogares de otras personas en condiciones peligrosas y en algunos casos análogas a la esclavitud, informó la Organización Mundial del Trabajo (OIT).
De estos niños trabajadores, 6,5 millones tienen entre cinco y 15 años -el 62 por ciento de ellos-, y más del 71 por ciento son niñas, según el informe «Erradicar el trabajo infantil en el trabajo doméstico» publicado hoy por la OIT con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
«Estos menores son vulnerables a la violencia física, psicológica y sexual, y están expuestos a condiciones de trabajo abusivas», señaló en la rueda de prensa de presentación del informe la directora del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT, Constance Thomas.
La alta funcionaria explicó que el mundo hay 15,5 millones de niños que trabajan en hogares de terceros, lo que representa al 30 por ciento de los trabajadores domésticos en total, pero que de estos, 10,5 millones trabajan en casas de forma ilegal «porque no tienen la edad mínima o porque lo hacen en condiciones duras».
«Con frecuencia están aislados de sus familias, ocultos a la mirada pública y llegan a ser muy dependientes de sus empleadores. Muchos corren el riesgo de terminar siendo explotados sexualmente con fines comerciales», argumentó.
Por otra parte, la funcionaria dijo que el trabajo infantil afecta a todas las regiones, pero que no se puede hacer una clasificación entre ellas porque los países industrializados, como los europeos o norteamericanos, no realizan estadísticas sobre este asunto.
Sin embargo, informó que de manera general se podría decir que Asia es una de las regiones más afectadas por el trabajo infantil doméstico y que Latinoamérica es la región con una de las cifras más bajas y que mayores esfuerzos ha hecho para combatirlo.
En relación a Latinoamérica, agregó que los países con peores datos son los de Centroamérica, Perú y Brasil, «a pesar de los esfuerzos que está haciendo este último en materia legislativa para combatir esta práctica».
Thomas declaró que la situación de muchos niños trabajadores domésticos no sólo constituye una violación grave de los derechos de los niños, sino que sigue siendo un obstáculo al logro de muchos objetivos nacionales e internacionales de desarrollo.
«Necesitamos un marco jurídico sólido para identificar claramente, prevenir y eliminar el trabajo infantil en el trabajo doméstico, y para ofrecer condiciones de trabajo decente a los adolescentes cuando tienen la edad legal para trabajar», añadió Thomas.
En este sentido, destacó normativas de algunos países como Brasil o Uruguay, donde se ha prohibido el trabajo doméstico para los menores de 18 años.
Asimismo, la responsable de la OIT lamentó que en muchos países el trabajo doméstico infantil no sea reconocido como una forma de trabajo y que los empleadores consideren que no están haciendo nada ilegal.
«El niño trabaja, pero no es considerado un trabajador y aunque vive en un ambiente familiar, él o ella no recibe el trato de un miembro de la familia», agregó.
Thomas explicó que la carencia de cuidado que estos niños reciben en el ámbito jurídico y familiar encubre un «acuerdo de explotación», que con frecuencia está caracterizado por largas horas de trabajo, ausencia de libertad personal y, algunas veces, condiciones de trabajo peligrosas.