POR RUDDY GERMAN PEREZ
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- Decenas de familias de La Barquita de Los Mina, en Santo Domingo Este, continúan en distintos refugios, con un intenso calor, y una implacable plaga de mosquitos, en medio de un ambiente nauseabundo.
La situación se debe que el río Ozama no baja su caudal y mantiene anegadas decenas de viviendas con agua sucia, contaminada con heces fecales, orines, restos de animales muertos y basura de todo tipo.
A esa situación se agrega que un extenso sector de La Barquita, en la parte más baja, está sin servicio de electricidad desde el pasado martes, cuando la Oficina Nacional de Meteorología emitió un aviso de tormenta tropical.
Anoche permanecían aún en el salón comunitario de la capilla San José más de 20 familias, con numerosos niños y ancianos, cuyas viviendas están inundadas de aguas.
Mientras en La Barquita la situación es desesperante, en otros sectores anegados por el río Ozama, como La Ciénaga y Rivera del Ozama, la situación es totalmente normal.
Igual ocurre en La Zurza, donde el río Isabela inundó numerosas viviendas, pero donde los residentes desarrollan sus actividades de manera normal.
El alivio de los moradores de La Barquita es que los Comedores Económicos les suministran los alimentos, especialmente a los niños, ancianos y mujeres embarazadas. Los refugiados reciben además otras donaciones de pan, galletas, agua embotellada y distintos artículos.
Ha sido notable la labor desarrollada por Eridania Rosario, presidenta de la Junta de Vecinos Agustina Berberé, y por Nicolás Benavides, presidente de la junta de vecinos del sector La Milagrosa, quienes se encargan de verificar que no falte nada y de gestionar la ayuda que sea necesaria.
Desde el pasado martes, cuando se dio la voz de alarma en La Barquita, doñá Eridania y Nicolás han descansado muy poco, debido al empeño que han puesto en velar por la seguridad de los moradores de La Barquita.
Los dos han asumido todo lo relativo a las ayudas en el referido sector, debido a que el párroco de la iglesia San Vicente de Paúl, Gregorio Alegría, está de viaje en España.
Muchas familias se preparaban anoche para pasar el fin de semana en los refugios debido a que el río Ozama sigue bajando con un caudal de agua enorme.
“En vez de bajar el río sigue creciendo”, dijo Ramona Alcántara Féliz, oriunda de Polo, Barahona, quien lleva 28 años viviendo en el lugar.
“Ya estamos acostumbrado a esto, porque cada vez que llueve en la cabecera del río, nosotros pagamos aquí las consecuencia”, dijo la mujer mientras permanecía con una vecina cerca de su vivienda, cuidando los pocos ajuares que no pudo sacar cuando avisaron que Chantal tocaría territorio dominicano.
Pese a la difícil situación, algunos jóvenes de La Barquita enfrentaban el mal momento tomando cerveza y conversando en pequeños grupos.
Otros jugaban dominó, barajas y algunos permanecían sentados en las aceras de las viviendas ubicadas en la parte alta.
Ayer en la tarde la Policía Nacional retiró los agentes de los destacamentos de Viet Nam y Los Tres Brazos que prestaban servicios de vigilancia.
También se retiraron los miembros de la Defensa Civil que se hallaban en La Barquita desde el pasado sábado socorriendo a los afectados por la crecida del río Ozama.
Muchas familias esperan regresar a sus casas mañana lunes, si las aguas del río Ozama bajan, para dedicarse a secar las ropas y otras propiedades que se mojaron con las lluvias dejadas por Chantal.