POR JUAN CRUZ TRIFFOLIO
Hay amigos de un momento.
Hay amigos de altas y bajas.
Hay amigos para siempre.
Cuánto placer siento evocando aquellos tiempos en que hicimos la amistad con Vidal Cedeño.
Eran los momentos en que la fama y la adulonería no formaba parte de su entorno.
Para entonces, era Vidal un simple muchacho con ansias de crecer en las lides que envuelve el manejo de los artistas y sus agrupaciones musicales.
Cruzábamos juntos por las distintas calles y avenidas en una modesta passola de color azul y cuando las cosas empezaron a cambiar, en base a sacrificios, esfuerzos y trabajo, dejamos el mundo de los peatones y comenzamos a abordar el viejo Lancer que con unos 10 mil y tantos pesos, Eduviges, indujo comprarlo a una inolvidable maestra que traginaba por los senderos del retiro.
Luego llegaría la empresa, los bombos y los amigotes de nuevo cuño…. como parece ser natural.
Era un Vida Cedeño y Triffolio más libres y menos seleccionados como las dianas de aquellos francotiradores de la envidia y enemigos de logro ajeno.
Así deambulamos juntos por diversos e importantes espacios del mundo: México, Estados Unidos, Ecuador, Aruba, Los Angeles…
Merodeábamos constantemente sin perder de vista que el dardo venenoso farandulero proyectaba intenciones de destruirnos.
Y seguimos juntos….
Y continuamos unidos…
Una amistad cimentada en la sinceridad y la transparencia nada, ni nadie, logra destruirla…
Así de simple como de cierto…
Vidal, más que un amigo, ayer, hoy y siempre, en nosotros siempre tendrá, una familia..!!
Dios nos bendice…!!