LONDRES.- El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde hace casi seis meses para evitar su entrega a Suecia, ha reconocido que ha «contemplado la posibilidad» de no poder abandonar nunca esa legación.
En una entrevista que publica hoy el diario británico «The Guardian», el australiano habló, entre otros temas, de su vida dentro de la embajada ecuatoriana, de su libro, «Cypherpunks:
Freedom And The Future Of The Internet» y de la postura de Suecia, que le reclama para interrogarle con relación a supuestos abusos sexuales cometidos en ese país.
El periodista está refugiado en la legación de Ecuador desde el 19 de junio, cuando el Gobierno de Rafael Correa le concedió asilo diplomático, y el Reino Unido mantiene que en cuanto salga tiene la «obligación legal» de extraditarlo a Suecia al haberlo dictaminado así el Supremo británico.
Assange teme que Suecia termine por entregarle a EEUU, donde cree que podría ser condenado a la pena de muerte o cadena perpetua por las filtraciones de WikiLeaks de cables diplomáticos confidenciales del Gobierno estadounidense.
En la entrevista, el exhácker quitó hierro a los rumores de la prensa que afirman que sufre una afección pulmonar crónica, agravada por su encierro, y admitió que pese a las especulaciones, le resulta «agradable que la gente se preocupe» por él, además de admitir que disfruta de los visitantes que acuden a verle a diario.
Puesto que fue él mismo quien se confinó en la embajada de Ecuador, al pedir a ayuda al Gobierno de Correa, dijo que allí se siente «más libre» que durante el arresto domiciliario que tuvo que cumplir en diciembre de 2010, cuyas condiciones le resultaron «absolutamente intolerables» para alguien que se ha pasado toda su vida adulta «tratando de dar a otros la libertad».
También se refirió al contenido del libro publicado este mes, «Cypherpunks: Freedom And The Future Of The Internet» (Ciberpunks: Libertad y el Futuro de Internet», basado en conversaciones y entrevistas con otros tres activistas de internet que luchan por la privacidad online, y donde señaló que «Internet, nuestra mayor herramienta de emancipación, se ha transformado en el más peligroso agente de totalitarismo que hemos visto nunca».
Sobre su confinamiento en la legación ecuatoriana, Assange reconoció que ha «considerado la posibilidad» de no poder abandonar nunca esa embajada y admitió que a quien más «echa de menos» es a su familia.
«La situación de la comunicación es difícil. Algunos (miembros de su familia) han tenido que cambiar de identidad, trasladarse a otro sitio, porque han sufrido amenazas de muerte, intentando atacarme a mí», lamentó.
Pero pese a esas amenazas, opinó que «todo ha valido la pena» pues las filtraciones de WikiLeaks «contribuyeron» a lograr «cambios en resultados electorales, contribuciones en revoluciones de Oriente Medio» u otros logros como «el final de la guerra de Irak».
Assange no hizo comentarios sobre las acusaciones de violación y abuso sexual por las que Suecia pide su entrega por «motivos legales», pero confió en que se termine por abandonar el proceso de extradición.
«Suecia se niega a comportarse como un estado razonable. Se niega a dar garantías de que no me extraditarán a EEUU», dijo Assange, convencido de que es «absolutamente falso» que vaya a ser un tribunal el que decide sobre su hipotética entrega a EEUU, a diferencia de lo que sostiene Suecia, y opina que «es el Gobierno es el que tendrá la última palabra».