Por: Juan Carlos Piedrahita
COLOMBIA.- El número de homenajes que recibió Jairo Varela se acerca a la cifra de sus composiciones. Tal vez tuvieron que haber sido muchos más los tributos debido a su aporte a la música y sobre todo por atreverse a otorgarle el apellido ‘criollo’ a un estilo nacido en Nueva York y que se escuchaba con fuerza en Colombia, aunque sus repercusiones en la cadena de producción nacional en aquel entonces eran casi nulas.
Sin embargo, en su memoria y así lo manifestó hace un par de años, uno de los reconocimientos más significativos fue el que le hizo su compatriota Yuri Buenaventura durante la celebración del Bicentenario de Independencia. En ese momento, el salsero colombiano pero radicado desde hace varias temporadas en Francia, realizó un recorrido por los temas más importantes del Grupo Niche, pero antes de comenzar su entonación, casi con lágrimas recorriéndole el rostro, comentó que esperaba estar a la altura del compromiso que tenía de imprimirle su voz a esas canciones que resumen la cotidianidad de una región y el sentimiento colectivo de un país.
Tenía razón Buenaventura al sentir tal emoción. Tenía razón también Varela al dejarse llevar por la emotividad en aquella jornada de exaltación a la labor de los grandes maestros nacionales. Al parecer, ni él mismo se había dado cuenta de lo que representaban sus composiciones para Colombia hasta ese día cuando se le rindió el merecido homenaje. Ni el hecho de haber puesto a su natal Quibdó, Chocó, en el espectro mundial como cuna de compositores de casta, ni la misma condición de liderazgo que lo llevó a estar al frente de La Timba, su primera agrupación, y del Grupo Niche, su propuesta sonora de mayor reconocimiento nacional y mundial, fueron prueba suficiente para que él confirmara su relevancia artística.
A finales de la década del ochenta cuando Colombia tenía la cabeza puesta en otros sonidos foráneos, Jairo Varela publicó el trabajo ‘Me huele a matrimonio’, con el que el grupo, una big band especializada en los ritmos latinos, comenzó con pie derecho su incursión en el mercado discográfico. Lo que sucedió después con el compositor y con su agrupación fue el resultado de una gesta musical impactante, que incluye nombres como ‘Sutil y contundente’, ‘Llegando al 100%’, ‘Huellas del pasado’ y, por su puesto, ‘Cielo de tambores’, un registro que marcó el rumbo de lo que se escuchaba en el mundo en material de salsa en el continente. Ese álbum, incluso, estuvo en el listado de los diez discos más importantes en la historia de la música popular colombiana. Sin embargo, Jairo Valera tampoco se creyó el cuento y siguió haciendo, como dice una de sus creaciones, lo que le indicaba el corazón.
Con ese sonido fuerte, arriba, con la campana inconfundible del Grupo Niche repicando, se puede decir que Colombia debutó en el Madison Square Garden y fue protagonista en la película ‘Salsa’, en la que aparecían las figuras más importantes del género. El país estuvo ahí de la mano de Jairo Varela marcando como siempre la pauta de las posibilidades de la música latina.
Cuando surgieron en el mundo propuestas similares a la suya, el chocoano modificó su estilo. Transformó la salsa en un fenómeno más acompasado, lo que significó la respuesta a un movimiento musical que intentaba conquistar los oídos femeninos, luego de tener en el bolsillo a los hombres con sus invitaciones manifiestas a la rumba y al desorden. Eso no solo pasó con la agrupación caleña, fue un fenómeno general que se mantiene hasta la fecha.
Jairo Varela es el retrato de buena parte de las manifestaciones sonoras de la actualidad. Él fue el Grupo Niche, contó con los mejores cantantes (Tito Gómez, Charlie Cardona, Javier Vásquez y Willie García, entre muchos otros), pero lo vital en este experimento no estaba en los que se paraban al frente, lo realmente importante era el proceso de concepción y en ese laboratorio el único que tenía la fórmula, la clave, era él.
“No le tengo miedo a la muerte, sino al momento de la muerte. Hace rato repito una frase: ‘Lucho todos los días contra la vida porque el día que me enfrente a la muerte, sé que la llevo perdida’”, comentó Varela a la Revista Don Juan. El momento de su muerte llegó y fue el 8 de agosto de 2012. Su deceso fue sorpresivo y se estableció que fue un infarto el que lo hizo despedirse prematuramente del mundo. Colombia se quedó sin el hombre de la salsa y desde hace un año el firmamento tiene su propio ‘Cielo de tambores’.