CHILE.- Ahora que se han cumplido cuarenta años del golpe de estado en Chile al mando del dictador Augusto Pinochet, han salido a la luz algunas técnicas de tortura que se aplicaban a los presos políticos, una de las cuales era obligarlos a escuchar a un volumen intolerable, una y otra vez, los grandes éxitos de Julio Iglesias, George Harrison y la banda sonora de la película «Naranja Mecánica» para provocarles daños psicológicos y físicos, informó Mezcalent.
En el libro «Los sonidos de la memoria: cautividad política y musical en el Chile de Augusto Pinochet», la investigadora Katia Chornik asegura que estas melodías eran empleadas para torturar a los presos en casas de tortura, campos de concentración y prisiones.
Sin embargo, «el terrible sufrimiento que impartían estas técnicas también tenía su lado positivo, porque la música servía como una forma de testimonio sobre aquellos que ya no se encontraban entre ellos.
Como muchos de los opositores dejaban de existir y desaparecían de todo registro, sus compañeros de celda normalmente podían rendirles homenaje cuando sonaban aquellas canciones que les recordaban a ellos», señala la autora.