NUEVA YORK._ Los laureados escritores dominicanos de la diáspora, Junot Díaz (Premio Pulitzer) y Julia Alvarez, autora de «En El Tiempo de las Mariposas» sobre las hermanas Mirabal, coincidieron en calificar de «atroz» la decisión del Tribunal Constitucional (TC) contra los hijos de haitianos nacidos en la República Dominicana, a los según ambos autores, se les quiere despojar de la nacionalidad.
Díaz y Alvarez, expusieron sus respectivas posiciones en una carta que enviaron al New York Times y que también está firmada por el escritor haitiano Edwidge Danticat y el autor norteamericano Mark Kurlansky.
«Para todo aquel que pensaba que había una nueva República Dominicana, un estado moderno dejando atrás el abuso y el racismo del pasado, el más alto tribunal del país, ha dado un paso hacia atrás con la resolución 0168-13», sostienen los cuatro autores en la correspondencia al matutino local.
«De acuerdo con esta sentencia, los dominicanos nacidos de padres indocumentados deben tener su ciudadanía revocada. La sentencia, con carácter retroactivo a 1929, afecta a unas 200.000 personas dominicanas de ascendencia haitiana, incluyendo a muchos que no han tenido contacto personal con Haití desde hace varias generaciones», agregan.
«Tal racismo atroz es la continuación de una historia de constantes abusos, incluida la infame masacre dominicana, ordenada por el dictador Rafael Trujillo en la que un estimado de 20 mil haitianos fueron asesinados en cinco días de octubre de 1937», sostienen los laureados escritores dominicanos.
«Una de las importantes lecciones del holocausto, es que el primer paso para el genocidio es despojar a un pueblo de su derecho a la ciudadanía», dicen Díaz, Alvarez, Dandicat y Kurlansky.
«¿Qué va a pasar ahora con estas 20.000 personas – sin estatus para irse a ningún otro país?», preguntan los autores.
Añaden que con el fallo del TC, será mucho más difícil para que los despojados de la nacionalidad dominicana estudien, trabajen en el sector formal de la economía, para casarse, obtener un seguro, pagar su fondo de pensiones, abrir cuentas bancarias e incluso, abandonar el país, «que ahora los rechaza si no pueden obtener o renovar su pasaporte».
Expresan que «se trata de un conjunto de subclase creada para ser víctima de un abuso instantáneo».
«¿Cómo debe reaccionar el mundo, no hemos aprendido después de la Alemania Nazi, Los Balcanes y Africa del Sur, que no podemos aceptar el racismo institucionalizado?», terminan cuestionando los cuatro escritores.
EMBAJADOR EN WASHINGTON
El New York Times, publicó en la misma página una réplica del embajador dominicano en Washington, Aníbal de Castro en la que rechaza que la sentencia del TC sea racista.
«A diferencia de Estados Unidos, la República Dominicana no otorga la ciudadanía a todos los nacidos en su jurisdicción. La sentencia del Tribunal Constitucional de este año se limita a confirmar decisiones judiciales anteriores y los esfuerzos de las autoridades para mejorar el cumplimiento», dice el reputado periodista y diplomático.
Explica de Castro que la República Dominicana, tiene un interés legítimo en la regulación de la inmigración y poder tener reglas claras para la adquisición de la ciudadanía. «El país, no debe ser presionado por agentes externos y de otros países para aplicar medidas contrarias a su propia constitución y que sería inaceptable para la mayoría de países que se enfrentan a presiones migratorias similares.»
Sostiene de Castro que «el gobierno dominicano es plenamente consciente de la difícil situación de los hijos de los hijos de los inmigrantes ilegales haitianos nacidos en el país que carecen de documentos de identidad. Esto no significa, sin embargo, hacer apátridas».
El embajador dominicano refiere que «un componente clave de la resolución del Tribunal Constitucional es el mandato a proporcionar a las personas afectadas, el permiso de residencia temporal hasta que un plan de regularización entre en vigor».
Añade que la residencia provisional, permitirá que permanezcan y trabajen en el país y cada caso se examina cuidadosamente y con sujeción al debido proceso judicial.
«Por lo tanto, las especulación sobre las deportaciones masivas que he escuchado, son infundadas», agrega de Castro.
«La República Dominicana y Haití, pueden tener una historia rebelde, pero los acontecimientos recientes como la solidaridad mostrada por la sociedad dominicana tras el terremoto del 2010, ha mostrado, sin embargo, que la mayor parte de los países están mirando hacia el futuro, que participan en la ardua tarea de encontrar soluciones conjuntas a los problemas comunes», concluye diciendo la misiva del embajador dominicano en Washington.