Por RAFAEL SANTOS Y WELLINGTON DIAZ
SALCEDO, RD.- En medio de una gran manifestación de duelo la provincia Hermanas Mirabal y el país, despidió al final de la tarde de este lunes, a la última de las mariposas, la señora Bélgica Adela Mirabal Reyes, mejor conocida como “Doña Dedé”.
Previo a su enterramiento, se llevó a cabo una misa de cuerpo presente con la participación de los obispos Antonio Camilo de la ciudad de La Vega, de San Francisco de Macorís Jesús María de Jesús Moya y Fausto Meja, mientras que de Salcedo, de la Iglesia San Juan Evangelista, estuvo presente Monseñor Freddy González, acto que se llevó a cabo en el Club Hermanas Mirabal, en la comunidad de Ojo de Agua, de donde era oriunda la respetable dama.
En la misa, tanto De Jesús Moya como Antonio Camilo, valoraron el espíritu de lucha y de coraje de las 4 hermanas, Dedé, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal Reyes, las cuales se constituyen en un vivo ejemplo para la sociedad de hoy día.
Luego, la diputada por el Distrito Nacional, Minou Tavares Mirabal, hija de Manolo y de Minerva, leyó un emotivo poema en honor a Doña Dedé titulado: “Cuando Todo nos faltó, estaba Tu”.
En el mismo Minou resalta la entrega y la dedicación que esta les profesó a los hijos tanto de Minverva como los de sus dos hermanas.
Luego de la misa, una hilera de vehículos se trasladaron desde la comunidad de Ojo de Agua, hasta la Padre Billini 47, lugar en donde se encuentra el llamado Cementerio Viejo, y allí faltando 13 minutos para la 6 de la tarde de este lunes, les dieron cristiana sepultura, justo en la bóveda en donde años antes descansaran los restos de sus tres Hermanas, Patria, Minerva, y María Teresa Mirabal, así como el de Manolo Tavares.
En dicha bóveda están enterrados sus padres, Enríquez Mirabal y Mercedes (Chea) Reyes.
Además de Jaime David, a doña Dedé le sobrevive su hijo Jaime Enrique, y seis hijos de sus hermanas que ella crió. En noviembre murió su otro hijo, Jaime Rafael (Jimmy).
Nació en Ojo de Agua, Salcedo, el 29 de febrero de 1925, pero fue declarada el primero de marzo. Era hija de Mercedes Reyes Camilo (doña Chea) y Enrique Mirabal. A la provincia Salcedo se le cambió el nombre por Hermanas Mirabal, en memoria de sus hermanas Patria, Minerva y María Teresa, asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Rafael Molina Trujillo
Dedicó su vida a preservar el legado de sus finadas hermanas a través del Museo Hermanas Mirabal, en Salcedo.
En el velatorio y posterior enterramiento participaron los hijos de Doña Dedé, así como sus sobrinos, Minuo y Manolito Tavares Mirabal, hijos de Minerva y Manolo Tavares Justo, Noris y Raúl González Mirabal, de Pedro González y Patria Mirabal, así como Jacqueline Guzmán, hija de María Teresa y Leandro Guzmán, respectivamente.
POEMA:
CUANDO TODO NOS FALTÓ, ESTABAS TÚ
Cuando la ignominia nos arrancó de cuajo a nuestro papá Enrique, a nuestro abuelo, a tu papá querido, tu estuviste ahí: en el desconcertante trajín de los días, en la cantinita tibia y olorosa, en la carretera y en el tocador………. Acicalándole la cara al mal tiempo. Así como eras, así como siempre fuiste para ti, para esta nación que amaste siempre, así como siempre fuiste para nosotros, tu familia: incondicional y presumida, elegante y afanosa.
Cuando de la mañana a la noche, de un brutal garrotazo tus tres hermanas eran tres cuerpos quebrados de la vida, tres cuerpos yertos, tres cuerpos mudos, en tus propias narices tú, oh tú, tú fuiste la que se aseguró de que no fueran tres pasados nunca.
Tú fuiste la que gritó “asesinos” a los cuatro vientos y oídos del día, regalándole a esta República Dominicana, a este país tan tuyo secuestrado por el miedo, tu desobediencia a gritos como única posibilidad, tu indignación en carne como próximo paso.
Tú fuiste, mamá, tú fuiste aquella vez la más valiente, la más desesperada, la única “loca” en un país enfermo de exceso de cordura. O muerto de miedo.
Tú fuiste, mamá, con ese “asesinos, asesinos” “ustedes las mataron”, tú fuiste la que cortó la trenza que mantenía una nación completa atada a su propia cobardía.
Tú fuiste la que trepada en la cama de esa camioneta que llevaba a tus hermanas rotas al cementerio, fuiste la que destrenzó para siempre y de raíz la historia de servidumbre de una tierra esclava de su propio terror.
Tú fuiste, mamá, la que hermosa, joven, rozagante, en tu mejor momento de mujer, llegaste del cementerio a esconder tus pedazos para meter en la cama ya no a tres, sino a nueve hijos que criaste desde aquella abominable noche y hasta hoy como tuyos.
Y tú fuiste, por supuesto mamá, la que para siempre y hasta ahora, como bien nos dijiste, “lo diste todo por tu familia y por tu país”.
Tú fuiste, mamá, la que cuando todo nos faltó como nación, como mundo, como familia, como hijas e hijos, tú fuiste la que llenó todo con su presencia comprometida y eterna, con esa historia que nunca te cansaste de contar una y otra vez, para que tus hermanas nunca fueran solamente pasado.
Tú fuiste, mamá, tú fuiste la que cuando todo faltó, todo lo diste.
Minou