América Latina sin el Comandante

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El fallecido presidente hizo una contribución innegable a la región. Sin embargo, la integración regional real se ha desdibujado.
El fallecido presidente hizo una contribución innegable a la región. Sin embargo, la integración regional real se ha desdibujado.
Por Beatriz Miranda

VENEZUELZA.- Su agotadora lucha, su enfermedad, su muerte y la demostración de sentimientos de gran parte de la población venezolana y mundial durante este año confirmaron el simbolismo de la figura del comandante Hugo Chávez, quien durante más de una década ocupó las primeras páginas de los medios internacionales.

Estratégicamente, el presidente venezolano petrolizó sus relaciones internacionales cuando el barril de crudo alcanzó el valor de 150 dólares. Negoció apoyo político y alineamiento ideológico a cambio de sustentabilidad energética en el Caribe. Estigmatizado en su entorno, puso sus ojos en esa región, a la que tradicionalmente se le ha enseñado “a producir lo que no consume y a consumir lo que no produce” y que estaba a la deriva en la nueva configuración internacional.

Después de innumerables intentos fracasados por ingresar al Mercosur consolidó el Alba, una integración solidaria, un contrapeso a los modelos de integración neoliberal del continente que nunca se transformaron en un factor de desarrollo regional.

Chávez se aferró al libreto de una revolución que pretendió perpetuarse en el poder para consolidar el sueño de un nuevo modelo. A pesar de la base popular del chavismo, la construcción de una sociedad democrática consciente del cambio, segura de sí misma, no ocurrió. El idealismo del comandante fue rebasado por un perfil dictatorial, justificado por la urgencia de resultados económicos y sociales.

El precio del barril de petróleo ha bajado y, a pesar de la inestabilidad, su producción y reserva en Venezuela siguen siendo una de las mayores del mundo, aunque en su seno la revolución bolivariana se está debilitando. La razón, “Nicolás Maduro no es Chávez”. El fallecido presidente hizo una contribución innegable en la región: fortalecimiento del Mercosur y la creación de Unasur y del Consejo de Defensa Suramericano, Alba, Banco del Sur y Celac, algunos intentos de América Latina para encontrar su propio camino.

En los últimos días se ha desdibujado la posibilidad de una alianza continental real, a pesar de haberse declarado la región una zona de paz. Ante la crisis venezolana se pasó de un discurso pacifista a la indiferencia estratégica. El discurso no es compatible con la práctica y, por lo tanto, la integración sigue siendo una deuda regional. La crisis económica de Estados Unidos y el derrumbe de la economía europea conducen al proteccionismo comercial del mundo desarrollado, en tiempos de paz, que puede incrementarse mediante el Acuerdo Transatlántico entre Estados Unidos y la Unión Europea.

Un año después de la desaparición del presidente Chávez, América Latina pareciera distanciarse de la era de presidentes carismáticos y representativos. Hoy la región enfrenta la posibilidad de un cambio ideológico hacia el centro, más conservador que de centro, y hacia una derecha más extremista. En síntesis, después de que el presidente Chávez y sus contemporáneos “jugaron con el globo” y muchos creyeron que el “Norte era el Sur” es evidente un estancamiento.