Por CÁNDIDA FIGUEREO
El premio a la «Mejor Institución de Educación Superior» otorgado recientemente a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en la cuarta edición del Modelo de las Naciones Unidas en la Región Norte (MNURN) 2014, es bien merecido y a la vez un reto para que siga afianzando sus ejecutorias en todo su entramado.
A esa vetusta Universidad, si se le piensa desde su creación hace cerca de 476 años, o desde su «mocedad» con su autonomía de 53 abriles, le deben lo que son una buena parte de profesionales dominicanos, incluidos varios ex presientes de la República.
Conforme a la MNUR 2014, la UASD también resultó merecedora de otras cuatro premiaciones del Comité de Expertos en Administración Pública (CEPA).
Qué bueno el reconocimiento a esta universidad que ha permitido salir de la oscuridad a tantos jóvenes (hombres y mujeres), de los cuales la mayoría ha dado la talla en su profesión.
¡Qué bueno!.. porque era en ese entonces y es actualmente un universo de jóvenes con interés de estudiar, pero amilanados por su condición de pobreza económica. Los de ayer, como los de hoy, en esta academia encontraron la solidaridad expresada becas, préstamos y exoneración. Actualmente, por ejemplo, son gratuitas las carreras de Agronomía, Veterinaria y Zootecnia.
A esas facilidades se agregan almuerzo y cena a precios módicos, porque a no pocos se les dificulta el sustento alimenticio con su propio peculio. Algunos profesionales que se graduaron hace bastante tiempo admiten que sobrevivieron gracias a esa alimentación. Sábados y domingos en que aún no se impartía docencia, no probaban bocado por falta de dinero.
La universidad pública debe continuar reforzando sus distintas áreas para que mantenga su estrellato, lo que incluye lo físico (equipos, infraestructuras) y lo humano en sus distintas aristas.
El costo de la calidad es arto conocido. Llegar a la cima no es fácil, pero cuando se llega no se debe dejar arrebatar por nimiedades.
Todo esto incluye el mantenimiento la AUTONOMÍA que permite escuchar todas las voces y codearse con todos los colores bajo un mismo techo, sin desagregar a la gran familia integrada por alumnos, profesores y empleados.
Merecido galardón a la UASD, a la que debo mi formación universitaria, y la que me llena de orgullo en todo lo bueno que tiene. ¡Enhorabuena!
