Por Nélsido Herasme
Por qué no sé con cuales recursos y apoyo cuenta el jovencito del Partido Revolucionario Dominicano, Guido Gómez Mazara para derrotar en una contienda interna a Miguel Vargas Maldonado, a sabiendas de que el virtual presidente de esa organización se apoya en el seno del gobierno y en la bendición de las altas cortes.
Con toda las excusas del mundo, pero sus impulsos y esfuerzos no me motivan a expresarle simpatía.
Guido, en la lucha interna que libra su partido, ha actuado según las veces que el bombillito se le ha prendido.
Un día lo vemos radical frente a Miguel, luego de hacer causa común con Hipólito Mejía, se aleja para convertirse en intermediario entre los grupos en conflictos. Al no dársele esta jugada, sin consultar a nadie se lanza a la búsqueda de la presidencia partidaria.
Algunos analistas han dicho que si Luis Abinader e Hipólito Mejía dan su apoyo a Guido, estarían provocando la investida del estado y forzarían al gobierno de Danilo y a los resortes del poder que controla Fernández a intervenir en el PRD, a favor de Vargas Maldonado.
Guido Gómez no busca nada detrás de la presidencia del partido más viejo de la República, porque no tiene grupo, dinero, ni blindaje político para derrotar la maquinaria estatal, la cual está presta a servir a Vargas Maldonado. Solo Guido, porque es un mega obstinado y atrevido político, es capaz de tomarse el riesgo de ir solo a un combate cuerpo a cuerpo con el dueño del cuadrilátero, el árbitro comprado y los fanáticos en contra.
A Hipólito Mejía, jamás lo hemos escuchado decir, ni por lo bajo, ni públicamente, que el día de la convención hay que ir a las urnas a sufragar por Guido, para que sea el presidente del PRD.
De haber, el ex presidente, tomado postura hubiese animado al doctor Emmanuel Esquea, quien tiene un discurso claro y convincente y una propuesta sobre un programa sostenible para la presidencia de la entidad y quien lleva corriendo más de dos años por alcanzarla.
La sentencia del Tribunal Superior Electoral (TSE) que dio ganancia a Guido, podría ser interpretada por los enemigos, como un caramelo azucarado, cuyo dulzor podría causar un violento empalago, cuyo paladar en vez de miel, estaría saboreando ají montesinos.