El Padre Fernando Arango

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El padre Fernando de Arango fue expulsado de Cuba junto a otros 125 religiosos, tanto sacerdotes, como monjas, entre ellos el Obispo Monseñor Eduardo Boza Masvidal, fueron deportados a España, Arango se traslado a Venezuela y a mediados del año 1962 se radicó a nuestro país.
El padre Fernando de Arango fue expulsado de Cuba junto a otros 125 religiosos, tanto sacerdotes, como monjas, entre ellos el Obispo Monseñor Eduardo Boza Masvidal, fueron deportados a España, Arango se traslado a Venezuela y a mediados del año 1962 se radicó a nuestro país.

Por José Gómez Cerda

Fernando de Arango Álvarez nació el 20 de febrero de 1924 en la Habana-Cuba, y murió el 3 de mayo de 1988, en Santo Domingo, está enterrado en el Cementerio de los Padres Jesuitas en la Casa Manresa. Cursó sus estudios en el Colegio Belén, desde muy pequeño sintió vocación religiosa, ingresó el Seminario en 1941 y se ordenó sacerdote en 1954.

Durante algún tiempo de desempeñó como asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC) cubana, especialmente en los últimos años de la dictadura de Fulgencio Batista y los primeros años del Gobierno de Fidel Castro, donde la JOC jugó un importante papel en defensa de los derechos de los jóvenes trabajadores y del pueblo cubano en general.

Lo conocí en La Habana, cuando procedente de Costa Rica, en mi condición de exiliado de la dictadura de Trujillo estuve en esa ciudad.

El padre Fernando de Arango fue expulsado de Cuba junto a otros 125 religiosos, tanto sacerdotes, como monjas, entre ellos el Obispo Monseñor Eduardo Boza Masvidal, fueron deportados a España, Arango se traslado a Venezuela y a mediados del año 1962 se radicó a nuestro país.

Arango se unió a otros jesuitas que estaban trabajando en el área social, entre ellos hay que recordar con especial veneración al padre Manuel González Quevedo, y algunos más jóvenes para esa época como los padres Francisco Guzmán, José Arnaiz, Benavides, José Llorente; más tarde llegaron el Padre José Luis Alemán, Arnaldo Bazán, Juan Montalvo, y otros, quienes realizaron una labor de identificación con la clase de trabajadora dominicana, tanto en el campo como en la ciudad, especialmente en el área de la formación, acción, promoción y organización.

La primera gran tarea del padre Fernando de Arango en nuestro país fue reorganizar en el año 1962 la JUVENTUD OBRERA CATOLICA (JOC), que había existido en años anteriores, (de la cual tuve el honor de ser su último Presidente durante la dictadura de Trujillo), limitada en algunas parroquias de la capital, suspendida durante los últimos años de la dictadura de Trujillo después de las deportaciones de los últimos asesores, los padres Manuel González Quevedo y Marcial Silva.

La nueva JOC, orientada por el padre Arango tuvo una dimensión más amplia, dinámica y entusiasta, que la anterior. Aquellos que participamos en la JOC en la “Era de Trujillo” estuvimos muy limitados. La nueva JOC se regó en toda la geografía nacional, involucró nuevos asesores y despertó mucho entusiasmo entre la juventud trabajadora dominicana.

Fueron muchos los jóvenes que se formaron en la JOC, que luego pasaron a integrarse al sindicalismo, la política o el cooperativismo, con una sólida base de formación cristiana, especialmente en el aspecto social.

Su segunda labor fue el intento de crear el Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC), relacionado al Movimiento Obrero de Acción Cristiana (MOAC), que surgió en América Latina, en el 1964, que me honré de representar junto al cooperativista Bernardino Ortiz, en su Congreso Constituido en Panamá, seleccionados por el padre Arango, con el objetivo de crear un movimiento capaz de integrar a familias obreras, como continuación de la labor apostólica de la JOC.

Arango tuvo el acierto de invitar al país, en abril de 1964, a José Cardijn, fundador, líder y asesor de la Juventud Obrera Cristiana Internacional (JOCI), un sacerdote belga que difundió el pensamiento de la Doctrina Social de la Iglesia entre los Jóvenes de todos los continentes.

La conferencia central de José Cardijn, en el auditorio Don Bosco fue un evento histórico. Fernando de Arango sirvió de intérprete, además presentó a éste líder mundial a diversos sindicalistas, religiosos y personas cristianas identificadas con la Doctrina Social de la Iglesia.

Tuve la ocasión de conversar con Monseñor Cardijn por segunda vez, la primera había sido en Nueva York, cuando yo era Presidente de la JOC de hispanos en esa urbe norteamericana.

La vocación de Arango por la formación de los jóvenes lo acercó a la Juventud Revolucionaria Cristiana (JRC), ahí orientó a muchos jóvenes, que hoy son destacados, entre ellos recuerdo a Tom Lluveres (hoy sacerdote jesuita) y Enrique de León, político de izquierda.

De la Juventud Obrera Católica (JOC) salieron jóvenes que desarrollaron una gran tarea a nivel nacional, como son: Ramón Martínez Portorreal, José Enrique Trinidad, Chichí Mejía, Gabriel Fortuna, Angel Aquino, Rafael Santos, Ramón Paulino, José Chireno; en Santiago estaban Herminio Almonte (Q.e.p.d,) El Indú, Claudio Peña, Juanita Pichardo y otros jóvenes más; en Puerto Plata, Ramón Ramirez, también muchachas que pertenecían a la JOC femenina, entre ellas Isabel Tejada (Chabela), Rosa Rodriguez, Aura Fernández y otras.

La mayoría de los discípulos del Padre Arango se hicieron profesionales, técnicos y especialistas, porque él siempre se interesó en la formación integral de los jóvenes, tanto en el aspecto espiritual como en los estudios.

El padre Arango participó con una delegación de jóvenes trabajadores dominicanos, entre ellos José Enrique Trinidad, al ´Congreso de la Juventud Obrera Cristiana Internacional (JOCI), fue celebrado en Bangkok, Tailandia, en 1966.

En el ambiente sindical Arango fue asesor de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), además director espiritual de muchos de sus dirigentes especialmente en las décadas del 60 y del 70; Aun cuando en los últimos años no intervenía directamente en las actividades sindicales, siempre mantuvo su relación personal con muchos dirigentes sociales, siendo asesor espiritual de muchos hombres comprometidos con los cambios sociales, que tuvimos al padre Arango un orientador.

El Padre Fernando de Arango será recordado por muchas de sus buenas acciones, entre ellas como Asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC).

La JOC es un movimiento apostólico de la Iglesia, educador de jóvenes trabajadores, con el objetivo de formar militantes cristianos. Su método está basado en la trilogía de «Ver – Jugar y Actuar», dar testimonios de la labor apostólica en su ambiente de trabajo, hacer encuestas sobre la realidad social de los jóvenes trabajadores y realizar revisión de vida obrera.

El Padre Arango que conocía la JOC tanto en Europa como en Cuba, su país natal, se dedicó a la formación de sus militantes dominicanos, utilizó los métodos recomendables.

Instaló una oficina central en un barrio obrero, precisamente en la calle Juan Erazo No 133; creó las estructuras físicas necesarias para respaldar las actividades de los militantes como una biblioteca, el periódico «Juventud Obrera» y una librería que estaba ubicada frente a la Catedral de Santo Domingo, para la difusión amplia del pensamiento de la Doctrina Cristiana, pero además se crearon oficinas en el interior del país, especialmente en Santiago, donde el Padre Arango realizó un gran labor a favor de los jóvenes trabajadores.

El Padre Arango conocía que en el rol de Asesor lo más Importante es la presencia, las Intervenciones, deben ser breves y precisas. La presencia del Asesor imprime respaldo a los militantes del movimiento.

Esta presencia se manifiesta en la amistad sincera con los militantes, un deseo permanente de conocer cómo está funcionando el movimiento y la entrega a él.

El Asesor debe facilitar la acción formadora, base educativa de la JOC. Esta misión se ejerce a cuatro niveles fundamentales:

1.- La formación espiritual de los militantes y simpatizantes (pre-jocistas). Invitar a la acción con el llamado de la fe cristiana.

2.- Dentro de la acción sugerir los pasos para la promoción humana y cristiana de los jóvenes trabajadores.

3.- Orientar y corregir los proyectos ambiciosos, para ajustarlos a la realidad.

4.- Ayudar en la reflexión conjunta, cuestionado con preguntas concretas. No es dar soluciones sino ayudar a buscarlas. El asesor debe saber valorizar el silencio de los militantes según sus diferentes matices, especialmente cuando están en reuniones.

Además el Asesor debe tener capacidad de intuición y sentido de promoción espiritual de las personas.

El Padre Arango estuvo siempre dispuesto a colaborar en todo lo que fuera necesario, especialmente cuando era relacionado con los trabajadores, de la misma forma que ofrecía una misa por un líder fallecido como el caso del dirigente Porfirio Zarzuela y como al Padre de Emilio Máspero, Sr. José, que murió en Argentina mientras su hijo se encontraba en el país.

En el plano internacional el Padre Arango estuvo ligado tanto a la JOC Internacional, como a la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), y participó como invitado a varias actividades sindicales de formación y educación ideológica.

Por diversas razones Arango tuvo que dejar en asesoramiento de la JOC, de ahí en adelante ese movimiento fue decreciendo hasta desaparecer, sin embargo, ha sido la cantera mayor en la formación técnica, social y espiritual de los jóvenes trabajadores dominicanos.

Arango ofició muchos matrimonios, pero principalmente era un orientador religioso y social de la clase trabajadora que también sirvió para muchos políticos cooperativistas y sus últimos años lo dedicó a los estudiantes por medio del Movimiento Estudiantil de Concientización (MEC).

Uno de sus principales colaboradores fue Alberto Cao, el último Presidente de la JOC cubana, quien se radicó en nuestro país en 1963 acompañó al Padre Arango en los años iníciales de la reorganización de la JOC dominicana, su experiencia fue muy provechosa. Cao murió hace algunos años en Santo Domingo.

El Padre Arango escribió un folleto titulado «SINDICALISMO y DEMOCRACIA EN LA REPUBLICA DOMINICANA» donde analizó la situación de los trabajadores organizados a fines de la década del 60.

El 3 de junio de 1970 publicó «CARTA ABIERTA A LA COMISION NACIONAL DEL DESARROLLO», una comunicación que trajo muchos comentarios favorables a su posición.

El 15 de diciembre de 1970 Arango convocó la JORNADA DE REFLEXION, especialmente contra el terrorismo que vivía el país en ese tiempo. El habló ese día por una cadena nacional de radio, el objetivo era paralizar el país durante 15 minutos, en forma de silencio, para repudiar la ola de terrorismo. Aunque la acción no tuvo el éxito esperado su valentía fue reconocida y su intención alabada, Él fue uno de los promotores de “LA NO-VIOLENCIA ACTIVA”

En diferentes seminarios de dirigentes sindicales el Padre Arango trató el tema de «La Situación Moral de los Dirigentes» buscando una autenticidad entre el pensamiento y la acción de los dirigentes sociales.

Cuando Arango fue Asesor espiritual del Seminario Santo Tomás de Aquino, como luego del Politécnico Loyola, tuvo la gentileza de invitarme para ofrecer conferencias tanto a los seminaristas como a los estudiantes, sobre la Doctrina Social Cristiana y el movimiento de los trabajadores.

El 21 de octubre de 1980 Arango ofreció una conferencia en el local de la CASC, dentro de un programa de Cultura Popular, sobre «LOS JÓVENES TRABAJADORES», donde resaltó que nuestro futuro está en la juventud a quien debe atenderse con cuidado y esmero.

El padre Arango participó en la organización y selección de una serie de cursos que se realizaron entre 1964 y 1966 en Opaloka-Miami, dirigidos por el padre Mauro Barrenechea. En estos cursos participaron dirigentes de la Juventud Obrera Católica (JOC), dirigentes sindicales urbanos y campesinos, cooperativistas y otros jóvenes cristianos.

Los cursos dirigidos por el padre Barrenechea integraron a muchos jóvenes, potenciales líderes en esa época, muchos de los cuales se encuentran activos en distintas organizaciones sociales, políticas y religiosas.

Durante algún tiempo Arango se dedicó a organizar una biblioteca y centro de documentación en el Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS), donde era miembro del Consejo de Asesores.

Este cura social sacaba tiempo de su vida religiosa y variadas actividades para asuntos aparentemente Intrascendentales como el organizar libros y documentos, sin embargo, su ejemplo y dedicación explican que las grandes obras de los hombres son la suma del conjunto de esas aparentes pequeñas acciones.

Cuando introduje, en mi calidad de miembro del Consejo Directivo del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) una solicitud para donarle un marcapaso al padre Arango me sorprendió la aprobación unánime y la buena voluntad de los sectores laborales, patronales y gubernamentales en colaborar con la salud del padre Arango, además el reconocimiento a su labor. El Presidente del Consejo en esa época Dr. César Estrella Sadhalá hizo suya mi petición.

Durante varios meses y en diversas ocasiones reemplacé al padre Arango en la producción del programa radial «CRISTIANISMO AL DIA» que se trasmitía por Radio Comercial, los domingos en la mañana, él me honró en confiarme el programa radial que fundó y estimó mucho, al cual tenía una dedicación para que sirviera de orientación y formación. Solamente sus problemas de salud podían alejado de ese medio de comunicación social.

Durante algún tiempo fui su colaborador en su programa de Televisión «REFLEXIONES» que en los últimos años trasmitió por Radio Televisión Dominicana, que se caracterizó por estar al servicio de la verdad. Era un programa para buscar un mejor entendimiento entre los hombres y esclarecer el destino de nuestra sociedad.

En 1983 propuse y así fue aceptado que el padre Arango trabajara en la orientación de los jóvenes que realizan cursos en el Instituto Nacional de Formación Técnica y Profesional (INFOTEP). La mayoría de los que éramos miembros titulares del Consejo Directivo del INFOTEP así lo aprobamos, sin embargo, por asuntos mezquinos esa decisión fue revocada, sin que el padre Arango tomara posesión de su cargo, pero considero que fue el INFOTEP quien perdió el tener un valor como él.

El padre Arango era exigente en la lectura, orientaba a sus discípulos y amigos a ser selectivos en el contenido de los libros. El mismo seleccionaba las obras que se debían divulgar, así lo hizo en la Librería de la JOC, como luego en el MEC, no admitía que se hiciera negocio, sino brindar orientación en la lectura selectiva.

Se interesó en difundir las encíclicas sociales, desde unos primeros folletos que editó el padre Foyaca, además biografías de personajes importantes en el mundo del cristianismo social, tanto laicos como religiosos.

Una de las últimas presentaciones públicas del padre Arango fue en la puesta en circulación de mi libro titulado: «ELEMENTOS DE DOCTRINA SOCIAL CRISTIANA», acto que se efectuó en la Biblioteca Nacional, el 20 de octubre de 1987, él hizo una Invocación, y el admirado amigo Guiseppe Rimoli hizo la presentación de ese libro; además nos reunimos con un selecto grupo de personas que tenemos coincidencias en el estudio, conocimiento y difusión de la Doctrina Social Cristiana.

Como amigo, discípulo y compañero del padre Arango debo expresar en nombre de mi familia, madre, esposa, hermanos e hijos (especialmente José Martí y Máximo Gómez, nombres de dos de mis hijos, que tanto les llamaban la atención), nuestro eterno agradecimiento al padre Arango por sus consejos y orientación, pero fundamentalmente por su amistad, sus atenciones y el tiempo que dedicó para visitarnos, comunicarse permanentemente con nosotros, a quien siempre recibimos como uno de nuestra familia.

Antes de concluir quiero excusarme de no tratar sobre las actividades del padre Arango como Asesor del Movimiento Estudiantil de Concientización (MEC), creo que ellos son valiosos jóvenes que pueden aportar mucha luz de las acciones de él como asesor de jóvenes estudiantes.

El Padre Arango me confesó antes de morir, que su mayor pena era irse sin poder visitar a su querida patria Cuba.

Esta es una forma de recordar al padre Arango, quién falleció el 3 de mayo de 1988, en Santo Domingo, y para agradecerle todo lo que hizo por los trabajadores dominicanos especialmente por los jóvenes.

El Instituto Nacional de Formación Agraria y Social (INFAS), donde él dirigió un departamento de documentaciones, y fue asesor espiritual, tiene una sala denominada “Padre Arango”.