SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- El padre Manuel Ruiz emitió un comunicado, en respuesta a la Conferencia del Episcopado, que alegó que se debía a «razones personales» su renuncia a ser enlace entre el Poder Ejecutivo y la Iglesia Católica.
A continuación el comunicado íntegro:
Yo, Padre Manuel Ruiz, en referencia al comunicado de la Conferencia del Episcopado, del 15 de diciembre 2014, donde informa que mi carta al Presidente Medina, del pasado 12 de los corrientes “obedece a razones personales”, quiero confirmar que es cierto, por esto no llevaba el timbrado de la Conferencia del Episcopado ni de la Oficina de Enlace del Palacio Nacional y se iniciaba diciendo: “ …he decidido hacer una pausa en mis funciones en el Palacio …”
El hecho de que sean razones y afirmaciones personales no quiere decir que sean falsas, por eso les invito a que guarden ese texto y la historia se encargará de confirmar o negar cuanto hemos afirmado.
Quiero aprovechar estas líneas para informar cuáles fueron esas razones personales que motivaron mi salida del Palacio Nacional.
En mi caso particular, se me hace imposible hacer silencio, tener un bajo perfil, no pronunciar mi desacuerdo con las observaciones del Ejecutivo al Código Penal, si estoy convencido que niega derechos fundamentales. No me parecía correcto seguir dirigiendo una oficina en la Casa de Gobierno y a la vez estar en la calle y en los medios de comunicación pronunciándome en contra de una decisión del Sr Presidente.
Para muchos sería mejor ser diplomático y seguir disfrutando de los privilegios del cargo: Jeepeta nueva, chofer, combustible, sueldo, seguro, firmar cheques para proyectos aprobados por el Ejecutivo, parqueo, amplia oficina, personal bajo mi responsabilidad y acceso privilegiado al Sr. Presidente de la Republica. Pero ¿cómo puedo estar callado gozando de esos privilegios mientras se promueve una ley que propicia condenar a muerte un inocente indefenso por la culpa de otro? ¿Cómo no luchar por defender que, aún cuando un concebido venga con una malformación, que le lleve inevitablemente a la muerte, nadie tiene derecho a matarlo a priori, sólo porque de todos modos morirá o nacerá con discapacidad?
Seguiré adelante con la lucha por la vida, criando niños huérfanos, abriendo más hogares para discapacitados, posadas de Belén para acoger niñas embarazadas fruto de violación sexual, ampliando la Red de Abogados para seguir llevando a la cárcel a los verdaderos criminales/violadores. Aunque ahora ya no maneje los recursos de que disponía para los mismos y algunas puertas se cierren, Dios nunca deja a sus pobres desamparados.
Yo le tengo que dar cuentas a Dios y no le puedo salir con la excusa de que no pude luchar en la defensa de sus hijos más pequeños e indefensos, por no perder el poder y los recursos que significa dirigir una oficina en la Casa de Gobierno. Sería más atractivo y de menos sufrimiento para mi familia, ser un sacerdote de bajo perfil dedicado a la tranquilidad de la parroquia, sin meterme en líos, librarme de toneladas de insultos diarios en los medios de comunicación social y caricaturas insultantes difundidas en las redes sociales por los que piensan diferente. Pero entonces no sería un sacerdote feliz haciendo sólo el mínimo.
Irme del Palacio Nacional obedece a razones personales, pero defender lo que defiendo es un mandato de Dios.