SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- Un hedor fétido, mezclado con el aroma de rosas frescas, aguas cloacales y grandes ratas corriendo por las calles, basuras y negocios de todo tipo en plena vía, son parte del entorno del llamado Pequeño Haití, de Santo Domingo, una comunidad con una población haitiana casi en su totalidad, enclavada justo detrás del Mercado Modelo de la avenida Mella.
Al llegar al lugar se ve la arrabalización, calles en mal estado, las aceras cubiertas de basuras, con hoyos, y repletas de pequeños negocios con coloridos paraguas que les protegen del ardiente Sol y de las posibles lluvias. Aquí se vende una diversidad de productos haitianos y locales.
También son operadas pequeñas cocinas, cubiertas por viejas y rotas lonas azules en donde se venden té, café, chocolate y jugos. El desayuno, la comida del mediodía y la cena, son vendidas a sus horas diariamente.
En horas de la tarde principalmente los fines de semana estos mismos negocios se transforman en pequeños bares donde se expenden bebidas alcohólicas a ritmo de gagá. Un cuadrante formado por las calles Santomé, Padre Miguel, De Monte y Tejada, y avenida Mella, delimita el territorio de este singular sector, que también es atravesado por las calles Benito González, Imbert y doctor Hernando Gorjón.
En el asfalto de las calles circundantes convertidas en mercados, se puede comprar cualquier tipo de flores, y ramos, además de víveres y productos agrícolas. Una especie de mercado de pulgas en donde dominicanos venden todo tipo de artefactos y productos (controles, celulares, relojes, picos, palas, alicates, etcétera) de medio uso a bajos precios, también es operado en la zona.
Los edificios lánguidos con aspecto de haber estado ahí desde tiempos olvidados son los refugios donde los habitantes del barrio se han instalado, al parecer huyendo de la pobreza de su país, y de los decadentes bateyes en la Republica Dominicana. El hacinamiento es el común denominador de estas viviendas usadas como casas, negocios y hoteluchos de paso.
Como un submundo puede ser definida esta localidad en donde dominicanos y haitianos conviven de manera armoniosa, debido a sus intereses en común. Tratar de ganarse el sustento diario es la prioridad.
A pesar de la suciedad, no se observan, niños, ni envejecientes, ni minusválidos pidiendo en las calles. También la violencia y la criminalidad parecen haber sido desterrados de este sector. Aquí solo se trabaja y se sobrevive.
En el pequeño Haití sus habitantes han recreado un barrio, igual a los de su nación, en el que mantienen vivos sus viejos hábitos y costumbres, pero en donde la pobreza parece no tener fin. Una mezcla entre creole-español parece ser el idioma dominante en la zona.
Orígenes
Antes de ser, lo que es hoy El Pequeño Haití, era una esplendorosa zona comercial, rodeada de almacenes de granos y otros productos comestibles (arroz, paste de tomate, aceite, azúcares, café y otros), en donde a diario eran llenados decenas de camiones (pintados con arte autóctono de la República de Haití) que venían desde Puerto Príncipe y otras localidades para abastecerse de diferentes mercarías.
La avenida Mella era una de las vías de mayor importancia comercial, por la cantidad de tiendas y joyerías que había. Aquí diariamente decenas de comerciantes haitianos compraban productos que luego venderían en su nación. Esto originó que muchos visitantes pasaran la noche en pensiones y hoteluchos de paso, para irse al otro día. Y así poco a poco, muchos se fueron quedando para hacer negocios desde aquí.
Con el paso del tiempo, ya había una próspera y pequeña colonia de inmigrantes, que pasó a ser llamada El Pequeño Haití. Lamentablemente en la actualidad ha pasado a ser una empobrecida localidad, de donde sus habitantes emigran a diario diseminándose en toda la ciudad.
Es bueno destacar que décadas atrás el mercado binacional entre RD-Haití y las relaciones comerciales informales entre ambos países no eran lo que son ahora, es decir, el pequeño Haití ha quedado rezagado, ya que las comercializaciones se hacen en la misma zona fronteriza.
Turismo
La situación existente en el Pequeño Haití, contrasta radicalmente con el entorno, ya que está ubicado próximo a la avenida Mella, y apenas a minutos de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, por donde desfilan miles de turistas a diario.
Esto que debería ser un lugar a visitar por extranjeros, debido al descuido de las autoridades municipales, se ha convertido en un foco de contaminación.