Estos son los meses en que esas extorsionadoras empresas, dentro del gran negocio de la electricidad en este país, aprovechan para abultar indiscriminadamente las facturaciones por el pseudo consumo del servicio que ofrecen, cuya justificación principal recae en las altas temperaturas presentes, y la necesidad obligada de usar unidades de aire acondicionado, o abanicos eléctricos. Eso no se corresponde con la verdad total. Sin embargo, aquí los hombres no aparecen para enfrentar esa situación dolosa.
Se habla de una mayor demanda, que no es tal, pues queda supeditada a las interrupciones acostumbradas en el suministro. Aunque así lo esgriman esos “buitres”, lo extraño del caso es que, no hay una real oferta del servicio, para cobrar más por el mismo.
Los apagones durante la época, principalmente en horas de la noche, están que huelen a barco viejo, como se dice popularmente. Las quejas en ese orden se oyen por doquier, mientras el “calorazo” ataca de manera inmisericorde, y las facturaciones son mayores cada vez.
Los reclamos procedentes ante el elefante blanco llamado “PROTECOM”, de la Superintendencia de Electricidad, cuyos supuestos técnicos lucen más estar al servicio de los dueños del negocio, políticos y empresarios, que de los clientes obligados, siempre resultan infructuosas. ¡De pena, se autorizan ocasionalmente algunos reembolsos por los cobros abusivos!
A ese respecto, por dónde andará la otra pantalla denominada “Defensoría del Pueblo”, que no representa más que otro cargo presupuestario estatal, sin ningún beneficio para la población. Sí contribuye a un mayor gasto por concepto de nómina pública, con cargo a los impuestos que tiene que pagar el “burro de carga” preferido: la pendeja sociedad.
La verdad es que, aquí no se está dejándole otra alternativa a la población, que la de tomarse la justicia por sus propias manos. Debido a lo que se observa, ninguna autoridad competente entre nosotros se preocupa porque las cosas se hagan como se debe, sin perjudicar a la indefensa ciudadanía.
Los abusos en contra de la gente de esta nación, van y vienen solamente. Y, el asunto no es nada más en lo concerniente al insuficiente y caro servicio energético que se ofrece, como el defectuoso telefónico también, sino el relativo al agua potable, tan necesaria, y otros que se reportan imprescindibles para la sociedad nuestra.
En ese mismo orden, están además los altos costos indebidos de los combustibles, ante el derrumbe de los precios del petróleo a nivel del mercado internacional. Hay que pagarlos todos sobreestimados, servicios y bienes, aun cuando no se tengan en realidad, o deban bajar de precio. ¡Que bien!
¿Dónde estarán aquí las autoridades para hacer cumplir las normativas legales vigentes, y enfrentar las injusticias? ¿O, los hombres para exigir que todo ese tipo de cosa cambie? ¿Habrá que esperar mucho tiempo para que aparezcan las unas, o los otros? ¡Cuidado, que hasta la belleza cansa!
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