Por Venecia Joaquín
“Servir al partido para servir al pueblo” es el lema del PLD. ¿Cuándo terminará de servirse su cúpula? Casi todos son multimillonarios, mientras la mayoría de los peledeistas y de la población vive en la miseria.
Por más de quince años han ejercido el poder. ¿Qué han hecho? Disponer de los recursos del pueblo para enriquecer y blindar un grupo, comprar conciencias, mantener los infelices con hambre, dándoles tarjetitas y bonos para garantizar su voto.
Al llegar a la presidencia de la República, en los tres primeros periodos, un grupito se dedicó a hacer realidad su sueño de ser ricos. Dejaron un déficit fiscal de doscientos mil millones de pesos. La nación despedazada.
Desde entonces, el PLD anda borracho de poder. Confunde el Estado con el partido. El sistema político es una dictadura. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial son prisioneros de la cúpula del partido, que reparte el pastel e impone candidatos. El pueblo impotente obedece a sus verdugos.
La esperanza que despertaron se convirtió en frustración. Las instituciones están prostituidas. Los criterios son personales, no normativos. Hay crecimiento económico pero no llega a los pobres. Anestesian con programas que den publicidad a sus promotores, dentro de ellos, Progresando con Solidaridad, Visitas Sorpresas.
El 4% de la educación se ha ido construyendo aulas, cuando deben mejorar la calidad de la enseñanza. El hambre de los pobres no se combate con tarjetita. Necesitan proyectos que desarrollen sus potencialidades, organizar las comunidades, generar empleos.
Los congresistas no se concentran en leyes ni fiscalizarlas, su fuerte es manejar “el barrilito” dándoles caramelos a la comunidad que representan.
El sistema judicial castiga infelices y blinda los troncos poderosos que logran fortuna con dinero del pueblo mientras la policía desnutrida los cuida.
El PLD ni sueña con cambiar el Presidente, pues ayuda a mantener la estructura de servir ricos, doblegando los pobres.
En esta fortaleza, el Presidente de la Republica, Danilo Medina esta entrampado. Hay fuerzas ocultas, poderosas, que le quitan la libertad. No es el pueblo, tampoco la oposición.
Las “visitas sorpresas” son su único desahogo. Ellas no desarrollarán el campo ni las pequeñas empresas, deben obedecer a un plan nacional pero son baldes de agua fresca en una nación que arde y huele a podrido.
Estas visitas es la única forma de darle toque humano y popular a su gobierno, hacer catarsis, sentirse útil ¡respirar! Por eso las defiende con “uñas y dientes”
Todo parece indicar que la estructura del Estado que heredó, es para Danilo, lo que es la OISOE para los que reciben contratos de obras públicas. Lo exprime, asfixia, le da dermatitis. No tiene más alternativas que visita sorpresa y tragarse el “tiburón podrido” pues si intenta buscar otra salida, le sueltan el león ¡Que pena!
La obra de los gobiernos del PLD debió ser, poner la plataforma para el bienestar de toda la nación.
