Por Ramón Antonio Veras
En los primeros años de la década del cincuenta del siglo pasado, conocí a Rosita Fadul Fadul; ambos coincidíamos, en horas de la tarde, a presenciar películas en el teatro Colón, de la ciudad de Santiago de los Caballeros.
Con el transcurrir de los años, establecí estrechas relaciones de amistad con Rosita y toda su familia, vínculos que se han fortalecido con sentido de fraternidad.
En la madrugada de hoy, sábado 24 de octubre de 2015, Rosita, falleció en su querido Santiago, después de padecer, por largo tiempo, un quebranto que le causó la muerte.
Rosita, fue una persona muy amena; compartir con ella era una diversión; rompía el aburrimiento con anécdotas encantadoras; al más aburrido lo hacía reír, animándolo con las jocosidades más ocurrentes.
Ella fue una santiaguera que se dio a querer y respetar; nunca escondió sus ideas políticas, las cuales defendió con firmeza y humor muy especial. Con la chispa que siempre le caracterizó, supo enfrentar a sus adversarios políticos.
Precisamente, hace alrededor de unos treinta (30) años, Rosita y yo sostuvimos una polémica, de naturaleza política, por los medios de comunicación del país, la cual concluyó, como tenía que terminar, con un abrazo fraterno.
En las fotos que encabeza este escrito, ambos bailamos en el curso de una actividad de Mozos Famosos, para recaudar fondos en beneficio de una institución benéfica de Santiago.
La concurrencia que se dio cita en la funeraria, en el curso del día de hoy, para expresarle solidaridad a la familia Fadul Fadul y sus vinculados, por la partida física de Rosita, es una demostración del cariño que ella cultivó y el respeto de Santiago a sus deudos.
En lo que a mí respecta, me limito a decir: Rosita, con el mismo cariño y distinción de siempre.
Negro Veras.
Santiago de los Caballeros,
24 de octubre de 2015