Peligroso trastorno alimentario para mujeres embarazadas

0
85
Es sabido que la alimentación durante el embarazo es fundamental para garantizar una adecuada salud materna y fetal.
Es sabido que la alimentación durante el embarazo es fundamental para garantizar una adecuada salud materna y fetal.
La pregorexia se trata de un temor obsesivo a aumentar de peso que pone en riesgo la vida de la madre y la del bebé

Mercedes C. sufría trastornos alimentarios desde adolescente. Y tanto ella como su familia estaban involucrados en el tema, que, de tanto en tanto, ocasionaba problemas de anorexia en la joven.

«La pregorexia es la presentación de un trastorno alimentario durante el embarazo. Como la vigorexia o la ortorexia pueden ser diferentes manifestaciones de un trastorno alimentario como anorexia, bulimia o trastornos atípicos», explicó Alicia Langellotti, médica nutricionista de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

Concretamente, afirma la especialista, se trata de un temor obsesivo a aumentar de peso que pone en riesgo la vida de la madre y la del bebé. Puede que haya estado latente y se haga evidente en el embarazo.

«La falta de nutrientes ingeridos afecta la placenta, la nutrición y el neurodesarrollo del bebe. Según mi experiencia, el trastorno no aparece durante el embarazo sino que es un incremento de distorsiones alimentarias y psíquicas previas como los TOC, depresión, trastornos de la imagen corporal, embarazo no deseado, conflictos de pareja, etc», agregó Langellotti, médica del Servicio de Nutrición del Hospital General de Agudos Carlos G. Durand.

María Ester Strada, médica psiquiatra experta en trastornos alimentarios explicó que fundamentalmente es el miedo al incremento del peso y quedar con sobrepeso en el post parto es lo que hace que las jóvenes caigan en pregorexia.

«Igualmente no sólo es la obsesión por verse flaca, ya que es un trastorno mucho más grave y difícil de tratar, y solo el abordaje interdisciplinario puede detener el deterioro físico y psíquico», agregó Strada, miembro activo de la Asociación de Psiquiatras Argentinos y la SAN.

Es sabido que la alimentación durante el embarazo es fundamental para garantizar una adecuada salud materna y fetal, por eso, una joven que transita la pregorexia puede generar consecuencias para el feto, como el bajo peso al nacer, partos prematuros, abortos espontáneos, hiperémesis gravídica y varias malformaciones que afectan el neurodesarrollo del bebé.

«En el caso de una anorexia nerviosa, puede llevar a un cuadro grave de desnutrición que afecta tanto a la madre como al feto. Por lo tanto requiere estricto control obstétrico, ya que son embarazos de alto riesgo», puntualizó Strada.

«Y en el caso de bulimia nerviosa el embarazo puede cursar con importantes episodios de vómitos que podrían conducir a deshidratación y desequilibrio electrolítico que comprometen la vida de ambos», precisó.

Estrés, desorganización, cansancio. La llegada de un bebé a la familia altera todas las rutinas y, en el afán por cumplir con todo, muchas mamás dejan su propio cuidado en un segundo plano.

Pero dado que el estado nutricional de la mujer que amamanta es crítico porque repercute en la calidad de su leche e impacta en su propio estado de salud y los futuros embarazos que pudiera tener, la Universidad de Buenos Aires, a través del Programa de Intervención Nutricional (ProINut), con la colaboración de Fundalam, desarrollaron el estudio Lactar, para indagar sobre qué saben las mujeres sobre la alimentación durante la lactancia y cómo manejan esa información.

Los resultados de la primera etapa del estudio presentado en el XX Congreso Argentino de Nutrición, realizado recientemente Mar del Plata, muestran que la voluntad en las embarazadas se materializa, por ejemplo, en la dejar de fumar, incrementar el ejercicio, comer más fruta y verdura y dejar de lado el café y las bebidas azucaradas.

«Sin embargo, aún falta reforzar la noción de que durante el embarazo y la lactancia hay que redoblar esfuerzos para ganarle (o minimizar) al cansancio, y que es clave cubrir los requerimientos de nutrientes esenciales como vitaminas, ácido fólico, iodo, zinc, cobre y calcio», afirmó Adriana Wiedemann, licenciada en Nutrición e investigadora del ProINut.

«Otros hallazgos revelan que las mujeres que amamantan suelen hacer un mayor uso del delivery por la falta de tiempo para cocinar; que se sienten desorganizadas y priorizan la alimentación de su pareja y otros hijos antes que la propia; que no utilizan suplementos con el fin de equilibrar la falta de nutrientes esenciales de sus dietas; que tienen más sed de la habitual; y que ante la falta de contención por parte de los profesionales, prevalecen los consejos de familiares, amigas, puericultoras e incluso de sitios de Internet», indicó Wiedemann.

«Durante las entrevistas advertimos que si bien la lactancia es reconocida por sus beneficios, y está asociada a la alimentación saludable, ante el estrés que genera la llegada y la demanda del nuevo integrante de la familia, en la práctica lo primero que se descuida es la alimentación materna», aseguró Wiedemann.

Y agregó: «Por otro lado, los beneficios que actúan como motivadores a la hora de encarar la lactancia se suelen relacionar más con los aspectos psicológicos del bebé que con su salud física, y menos aún con la salud de la mamá».

En la actualidad, no existe un abordaje integral pensado para la adecuada nutrición de la mujer que amamanta, al margen de que a menudo la información con la que cuentan las mamás es escasa, errónea e insuficiente.

«Esto representa un riesgo, ya que los primeros 1,000 días de vida (considerados desde la concepción hasta los 2 años) son fundamentales para asegurar el correcto desarrollo y crecimiento de los niños, y también para prevenir enfermedades futuras como la obesidad o enfermedades cardiovasculares», concluyó la experta.