Raúl Castro proclama la vigencia de una Revolución que busca el relevo

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El presidente de Cuba, Raúl Castro , acompañado del segundo secretario del Partido Comunista de Cuba, José Ramón Machado , el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Leopoldo Cintra Frías , y la presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios, Jennifer Bella.

LA HABANA. Con un guiño a la juventud y al relevo generacional, la Cuba oficialista encabezada por una cúpula ya octogenaria lanzó hoy, en forma de masiva parada militar, un mensaje en el que proclamó la vigencia de una Revolución que quedó huérfana hace poco más de un mes por la muerte de su líder, Fidel Castro.

Miles de personas, aún a falta de cifras oficiales, marcharon este martes por la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana enarbolando banderas cubanas y pancartas de recuerdo a Fidel, bajo la atenta mirada de su hermano, el presidente Raúl Castro (85 años), acompañado en la tribuna por la cúpula política de la isla.

La movilización tuvo también carácter de misiva soberanista hacia Washington, a pocos días de que tome posesión el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abiertamente contrario a la política de acercamiento impulsada por su antecesor, Barack Obama.

Antes de que marcharan las masas -bautizadas por los organizadores como “pueblo combatiente”- lo hicieron, por cientos, representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en un desfile que oficialmente conmemoraba las seis décadas de vida del actual Ejército de Cuba y los 58 del triunfo de la Revolución.

Pero la ocasión, dedicada este año a la juventud y al fallecido líder cubano, fue aprovechada para enviar un mensaje al mundo: Fidel habrá “desaparecido físicamente” pero la Revolución permanece, con el relevo generacional asegurado.

No por casualidad, porque nada lo es en la isla, el único discurso estuvo a cargo de la diputada Jennifer Bello, presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y miembro del Consejo de Estado.

Vista de los participantes.

La joven dirigente afirmó en su alocución que Cuba “no cederá en la defensa de sus principios revolucionarios y antiimperialistas” y que tampoco olvidará su historia y símbolos, ni renunciará a sus “compromisos”.

“A nuestra juventud, heredera y continuadora de las luchas y victorias de nuestro pueblo, dedicamos este aniversario”, proclamó.

También aludió al proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y aseguró que la isla no dejará de reclamar el levantamiento del embargo que mantiene ese país sobre la isla, así como la devolución del territorio de la base naval de Guantánamo.

Cuba “tampoco dejará de exigir el fin de los programas subversivos e injerencistas, dirigidos a provocar cambios en el orden político, económico y social que nuestro pueblo escogió soberanamente”, advirtió Bello.

Estas palabras suponen la primera mención oficial desde Cuba al proceso de deshielo con EE.UU. en las últimas semanas, cuya continuidad está en suspenso por la llegada a la Casa Blanca de Trump.

Raúl Castro no tocó el tema el pasado 27 de diciembre en su discurso de cierre de la Asamblea (Parlamento, unicameral).

Por ello, el mensaje de “resistencia, unidad, libertad y soberanía” enviado este lunes por La Habana en forma de parada militar y popular puede entenderse también como un primer gesto de aviso a la entrante Administración Trump.

Sin embargo, el protagonista indiscutible de la jornada no fue el volátil político estadounidense, sino el recién fallecido Fidel Castro, omnipresente en fotografías, citas y consignas, de las que la más coreada fue la misma que durante los fastos fúnebres por su muerte hace poco más de un mes: “Yo soy Fidel”.

Ensayado

El desfile, ensayado al milímetro días antes y que se dividía en bloques histórico, militar y popular, comenzó con puntualidad castrense a las 07.00 hora local (12.00 GMT), con 21 salvas de artillería y el himno cubano.

Abrió la marcha la caballería mambisa, representando a los soldados campesinos que lucharon contra España en 1868 en la primera de las guerras de independencia.

Tras ellos, cuatro columnas de jóvenes vestidos como guerrilleros en homenaje al ejército Rebelde que comandó Castro.

Les siguió, escoltado por más de 3.000 niños de uniforme agitando sus pañoletas azules, la réplica a escala del yate “Granma” en el que con Fidel al frente desembarcaron en Cuba desde México en 1956 los barbudos revolucionarios que desde la Sierra Maestra impulsaron la Revolución que triunfaría tres años después.

Desfilaron también las brigadas alfabetizadoras, los combatientes internacionalistas, médicos, deportistas y batallones de todas las instituciones de las Fuerzas Armadas que dieron paso al desfile popular, al que acudieron miles de personas.

Los habaneros estaban llamados a los “puntos de concentración” a partir de las 5 de la mañana para poder desfilar en la Plaza.

“Somos Fidel”, “Yo me muero como viví”, “Sí se pudo, sí se puede y sí se podrá” o “Somos el pueblo” fueron algunas de las consignas que se repetían en las pancartas que asomaban entre miles de banderas cubanas de todos los formatos.

También fotografías de Ernesto “Che” Guevara, de Camilo Cienfuegos y gritos de “Yo soy Fidel”, mientras una pantalla gigante proyectaba escenas históricas de hace casi cinco décadas.

Entre el público invitado se encontraba el líder de las Fuerzas Armadas Revolucinonarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, y también pudo verse a la viuda de Fidel Castro, Dalia Soto, tomada del brazo de uno de sus cinco hijos.