El Foro Permanente de Partidos Políticos: una buena ocurrencia

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Por Isidro Tejada Gómez
Politólogo

El Foro de Permanente de Partidos Políticos de la República Dominicana tal vez sea la mejor ocurrencia que se haya producido en la vida política nacional en los últimos años.

La finalidad última que pretende esta nueva organización es lo más revelador en ese sentido. En su documento “¿Quiénes somos?” FOPPPREDOM dice que se propone “contribuir al desarrollo de un sistema de partidos éticamente robusto, regidos por los más altos estándares institucionales, organizacionales, administrativos y dirigenciales, profundamente comprometidos con los principios democráticos, la convivencia pacífica, la justicia social y el desarrollo humano sostenible de la nación dominicana”.

Es un fin que presupone una incómoda sintomatología de la vida política del presente. Primero, actos, gestos y palabras de los principales actores políticos, individuales y organizacionales, no dan la más mínima señal de pudor ético-moral. Es triste, pero el caso es tan serio que hasta la capacidad de simular la moralidad se ha perdido.

Segundo, los partidos viven un profundo desorden institucional y organizacional que le impide definir una identidad propia y unas líneas precisas de propósitos. La mayoría no saben lo que son ni saben lo que quieren, en tanto organizaciones. Es un desorden muchas veces intencionalmente “organizado” por sus jefes a fin de hacerse valer fuera de mecanismos legitimantes y extralegales.

Tercero, los comportamientos reales de la clase política dominicana y los partidos que la organiza, se desarrollan a espalda de las cuestiones medulares de la sociedad actual. No hay procesos y propósitos comunes a gestionar, no hay instituciones y valores a cuidar. Se atiende más a los objetivos personales que a los objetivos de la nación. El efecto de este hecho ha sido terrible: personalización de los procesos públicos y desarrollo de una especie de “privatización” de las instituciones públicas.

Que FOPPPREDOM surja con el propósito de hacer frente a las causas profunda detrás de esa sintomatología es de por sí loable. ¿Pero de qué modo? La principal pista parece ofrécenosla la misión que se ha dado esta nueva organización. En el mismo documento “¿Quiénes somos?” FOPPPREDOM enuncia que tiene por misión “impulsar, promover y apoyar propuestas, acciones, planes, programas y proyectos que contribuyan al fortalecimiento organizacional, institucional ético, y funcional de los partidos políticos dominicanos a fin de que estos se conviertan en los principales agentes propiciadores, facilitadores y aseguradores del desarrollo social y humano de la nación dominicana dentro de un marco de democrático y de justicia social”.

Es la misión políticamente correcta para una visión políticamente correcta. En efecto el sistema político es el cerebro de cualquier sociedad. Desde él se procesan las principales inquietudes de la sociedad y se toman decisiones con fuerza vinculantes. En las sociedades democráticas modernas los partidos políticos son las vías, los canales neurales fundamentales a través de los cuales las diversas aspiraciones y tendencias contradictorias de los ciudadanos emergen, se organizan y exponen por medios pacíficos hasta alcanzar al sistema políticos y convertirse en decisiones públicas. Esto convierte a los partidos en la esencia de las sociedades democráticas modernas. Sin ellos estas sociedades quedarían dislocadas.

Sin embargo, actualmente los partidos políticos dominicanos parecen ser sordos y ciegos a esa función central. La clase política que lo dirige solo parece pensar en sí. Por esa razón no exhiben una fuerte responsabilidad con fines comunes, del mismo modo que no manifiestan un sólido compromiso con los grandes valores, tan caros a los dominicanos, tales como la libertad, la justicia, y la equidad.

El efecto más profundo de este desvió es el hecho de que la clase política y sus partidos se han convertido, contrario a lo que cabría esperar, en facilitadores de problemas en vez de soluciones.

Al parecer los propiciadores de FOPPPREDOM son consciente de este hecho. Pues el desarrollo de su misión supone la realización de serios esfuerzos que contribuyan a que los partidos reorienten sus conductas éticas, organizacional, e institucional; que propicien la posibilidad de repensarse asimismo y vuelvan a pensar en la sociedad, la sociedad que le da vida y sustento. Es una reorientación que deberá de darse en la diferencia y desde ésta volver a apostar por la grandeza de la nación; grandeza que sólo puede producirse si hay desarrollo, justicia y equidad social, así como amigabilidad con el medio ambiente.

Si a estas metas superiores apunta FOPPPREDOM, no queda más remedio que apoyarle en sus propósitos, y creo que sin pérdida de tiempo; pues los desvíos de nuestros partidos y nuestra clase política llegó al umbral de lo éticamente soportable. No esperemos caer al fondo de la crisis, a la quiebra final del sistema de partidos y con este el de la democracia. Seamos parte de este interesante nuevo barco y juntos busquemos las mejores salidas, respetando siempre, por supuesto, nuestras diferencias.