Por Roberto Veras.
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- Los líderes aparecen y desaparecen más rápido de lo que nos damos cuenta. Un líder viene y un líder se va. Durante un período de tiempo, uno domina los medios de comunicación y todo tipo de decisiones clave en nuestro municipio.
Sin embargo después de un tiempo, el líder desaparece y es reemplazado por otro. Quizás muchos han tratado de resolver los problemas humanos y de poner las cosas bien. Sin embargo, sus esfuerzos parecen demasiado inútiles.
El liderazgo ayuda a llevar el dinamismo de las sociedades a florecer. Sin líderes verdaderos el viaje está lleno de faltas, obstáculos y contratiempos.
Es sabiduría convencional que no hay pueblo sin un líder, pero la pregunta es si el líder es genuino o falso.
Los falsos líderes están enfocados a la posición, la fama, el reconocimiento o el poder. No están destinados a un verdadero liderazgo.
Tampoco representan el progreso humano. Son subproducto del golpe, la corrupción, la opresión, la manipulación, y más. Crecen de la noche a la mañana como un hongo y mueren cuando el sol está sobre sus cabezas.
¿Cómo sabemos cuándo un líder es verdadero o es un líder falso?
Puede parecer simple, pero no lo es.
Creo que uno tiene que esperar a que el sol salga totalmente detrás de las montañas antes de hacer o pasar un juicio.
En otras palabras, no hay esperanza de distinguir las mentiras de la verdad sin una comprensión más profunda y la comprensión de la esencia del liderazgo.
Nunca hemos escuchado atentamente el susurro del verdadero guía, el corazón de uno.
Este ha sido nuestro problema común, y nos cuesta mucho cuando los líderes falsos abortan nuestros sueños.
Los falsos líderes tienen el poder inherente de camuflar y engañar a los medios de comunicación.
Quizás los falsos líderes son más articulados que los auténticos líderes. Cuando uno pierde la responsabilidad por el interés personal, él o ella compra votos para crear posibles opciones para llegar al poder.
La campaña es más un juego psicológico de engaño. No es difícil comprar la conciencia de un pueblo hambriento cuando se da una promesa de alimentos.
Sin promesas, el falso líder no tiene herramienta para engañar a los ciudadanos.
Por el contrario, los verdaderos líderes son realistas, genuinos, responsables y compasivos.
No prometen algo que no existe en la realidad. En su campaña, enseñan a hombres y mujeres que el liderazgo no es otra cosa que la elección de servir a los demás de buena gana y sabiamente.
Al hacerlo, los ciudadanos aprenden directamente la esencia del liderazgo, su propia capacidad de liderar, y también la capacidad de distinguir entre líderes verdaderos y falsos.