¡Llegó Juanita!

0
679

Por ORION MEJIA

Dos de cada cinco dominicanos residen en el exterior, donde la mayoría de los esposos y esposas gestionan siempre trasladar a sus consortes e hijos, pero sin renunciar a la idea de retornar para volver a asentarse en su país con los suyos, aunque con el tiempo, una segunda y tercera generación sientan raíces definitivas en la nación que los acogió o donde nacieron.

Solo en los Estados Unidos, se estima en cerca de dos millones el número de inmigrantes dominicanos y sus descendientes, asentados principalmente en Nueva York, Nueva Inglaterra, New Jersey, Pensilvania y la Florida, donde nuestra gente ha descollado en el comercio, la política, la academia, el magisterio, los servicios y la ciencia.

La emigración dominicana es notoria también en España, Italia, Alemania, Francia, Holanda, Suecia, Suiza, Bélgica, en las Islas del Caribe, Venezuela, Argentina y Panamá, pero también se encuentran en tierras tan lejanas y difíciles como Corea, Taiwán, Rusia y Anchorage, la capital de Alaska.

En 2007 estallo la más cruenta crisis económica y financiera a nivel mundial desde los tiempos de La Gran Depresión (1929-1936), lo que produjo que la mayoría de las economías cayeran en cascadas, incluidas las de Estados Unidos, Unión Europea, el Caribe y Latinoamérica.

Ese crack económico causó recesión y desempleo, pero el monto de la remesa que envían los dominicanos se mantuvo casi el mismo nivel, lo que se explica porque nuestros compatriotas en el exterior prefieren endeudarse o disminuir su alimentación para poder mandar dinero a los suyos.

La dominicana es una de las comunidades de inmigrantes con mayor fidelidad para su gente, tanto así que a pesar de que, por ejemplo, la asentada en el este de Estados Unidos controla más del 80% de las bodegas, esos negocios no se convierten en supermercados porque las utilidades son repatriadas al país.

La remesa que envían los dominicanos supera con creces los seis mil millones de dólares al año,, lo que quiere decir que uno de cada tres dólares que ingresan a la economía proceden del trabajo de nuestros compatriotas, lo que incide en el comercio, industria, agropecuaria , Pymes y comunicaciones.

Los más de 150 mil dominicanos que retornan para disfrutar junto a los suyos de las navidades y fin de año, merecen ser recibidos con música y flores porque sin el concurso financiero y social de esas comunidades, Republica Dominicana no exhibiría hoy tantos logros económicos.

El Gobierno y la sociedad toda están compelidos a dispensar a nuestros hermanos que retornan las mismas atenciones que se conceden a visitantes distinguidos, así como proveerlo de toda la seguridad y confort para que en su estadía disfruten de una experiencia memorable.

El clásico merengue “¡Llegó Juanita!”, aunque de letras colombianas, es una fiel expresión del amor, respeto y admiración que todos sentimos por nuestros compatriotas de allende los mares, una representación de los cuales recibimos aquí con júbilo y orgullo.