En Cuba crisis aumenta con el descalabro venezolano y la presión de Trump

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Miguel Díaz-Canel y Raul Castro

LA HABANA.- El 19 de abril de 2018, en sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, Cuba juramentaba a un nuevo presidente.

Miguel Díaz-Canel asumía las riendas del país sin llevar el apellido Castro, algo inédito en los últimos 60 años.

Ingeniero electrónico de 57 años, Díaz-Canel marcaba una nueva etapa en la dirigencia cubana pero no necesariamente traería grandes cambios a nivel práctico. Si hablamos especialmente del tema económico, cuando se cumple un año de su llegada al poder, la escasez, el mercado negro y la política comunista siguen bastante presentes en la cotidianidad de los cubanos.

“En para parte económica no hay mucha diferencia con los gobiernos anteriores”, opina Lázaro, un mecánico de 60 años, desde la Habana.

“Ha aumentado la crisis. Se ha perdido la harina, el aceite de comer, se ha perdido muchísimas cosas pero no creo que eso sea un problema que viene de su gestión, es un problema que él heredó. Si tenemos en cuenta de que hace 60 años está gobernando el Partido Comunista –a fin de cuentas tenemos crisis desde el año 1959”, agrega.

Cuba sigue importando el 80% de lo que consume y el Estado es el mayor empleador del país. Sin embargo, se registran algunas cifras interesantes que demuestran una flexibilización de la política económica: ya se cuentan más de un millón de trabajadores en el sector privado, en actividades como alquiler de viviendas para turistas, apertura de los llamados “paladares” o restaurantes privados, servicios de taxi, producción de alimentos y otros productos.

El turismo sigue siendo uno de los negocios más apetitosos para el gobierno y para los ciudadanos. Sin embargo, la gran clientela que se esperaba desde Estados Unidos se ve cada vez más lejana ahora bajo el gobierno de Donald Trump.

“La apertura que Obama logró establecer, en relación con Cuba, su concepción sobre la realidad cubana abrió mucho la expectativa del cubano y también de los estadounidenses de poder venir a cuba, que les queda cerca, que es un atractivo y desde que asumió la presidencia de este señor, se ha Señor tronchado la posibilidad es el turismo y realmente ha disminuido notablemente la entrada de turistas estadounidenses al país. Es muy lamentable”, estima el periodista Ramón Barreras desde Cienfuegos.

Pero en este momento, Cuba vive a la sombra de una posible repetición del llamado Período Especial, cuando quedó huérfana económicamente luego de la caída de la Unión Soviética en 1990. Ahora, su mayor financiador, Venezuela, atraviesa igualmente una crisis económica. ¿Se debilita Cuba si Venezuela no es capaz de garantizarle petróleo y dinero?

El economista venezolano, Daniel Lahoud, profesor de la Universidad Central de Venezuela subraya la dependencia de Cuba con respecto a Caracas: “El monto inicial del acuerdo con Chávez eran 400.000 mil barriles de petróleo y tengo entendido que se llegó hasta 700.000 mil barriles de petróleo diario, pero hoy en día en el volumen exacto no se sabe porque no existe data de los envíos directos a Cuba”.

“Cuba está recibiendo un subsidio importantísimo con esos barriles que Venezuela le envió durante todo el gobierno de Hugo Chávez y parte del gobierno de Maduro. Efectivamente Venezuela no tiene ni siquiera cómo seguir soportando el envío de barriles a Cuba en la manera en la que lo venido realizando, y eso probablemente es lo que va a terminar redundando en un deterioro muy profundo de la calidad de vida de los cubanos. Lo complicado es decir si eso causaría la caída de Cuba”, añade.

Por su parte, Estados Unidos ha tomado medidas importantes para asfixiar la economía cubana: limitará las remesas a 1000 dólares trimestrales, restringirá los viajes por razones no familiares y abre la posibilidad de demandar a quienes hayan hecho negocios con bienes confiscados por el régimen cubano, una advertencia para los países europeos que son socios comerciales de Cuba.

A un año de la juramentación de Miguel Díaz-Canel como presidente, el panorama económico luce aún más empantanado.