LA HABANA.- El 3 de febrero de 1962, el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, firmó la Proclama 3447 para profundizar el bloqueo contra Cuba, que se mantiene pese al rechazo casi unánime de la comunidad internacional.
La decisión del mandatario no hizo más que oficializar políticas hostiles y sanciones que Washington aplicó a la isla desde el propio triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959.
Desde aquellos años, 11 presidentes republicanos y demócratas, 10 de ellos después de la entrada en vigor de la Proclama el 7 de febrero de 1962, han continuado el cerco, cuyos efectos económicos, comerciales y financieros, así como su dimensión extraterritorial crecen con el paso del tiempo.
Según datos del Gobierno cubano, el bloqueo ha provocado pérdidas por un billón 66 mil millones de dólares, considerando la depreciación de esa divisa frente al valor del oro.
El daño humano resulta sin embargo incalculable, denunció el año pasado el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, al presentar el informe de Cuba sobre la Resolución 66/6 de la Asamblea General de la ONU, relacionada con la necesidad de poner fin al bloqueo.
Rodríguez recordó el impacto de las sanciones en la salud, la educación, la alimentación y otros sectores sensibles de la sociedad.
El 44 presidente norteamericano, Barack Obama, si bien eliminó prohibiciones establecidas por su predecesor, George W. Bush, vinculadas con el envío de remesas la isla y las visitas familiares, no solo ha mantenido el bloqueo, sino que lo ha endurecido en el aspecto financiero y su dimensión extraterritorial.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro anunció el pasado 11 de diciembre una multa por 375 millones de dólares contra el banco HSBC Holdings, con sede en Londres, por la supuesta violación de las sanciones unilaterales de Washington a varios países, incluida Cuba.
Apenas un día después, la propia entidad divulgó la aplicación de un castigo por ocho millones 571 mil 634 dólares al banco japonés Tokio-Mitsubishi UFJ, también bajo el argumento de procesar transferencias financieras que involucraron a varias naciones, entre ellas el país caribeño.
«La aplicación de estas penalidades injustas e ilegales demuestra que la política de persecución feroz de las transacciones financieras y comerciales de Estados Unidos contra Cuba y contra aquellos que sostienen una relación legítima con nuestro país al amparo del Derecho Internacional, no solo no ha cambiado, sino que se ha endurecido», denunció el Gobierno cubano.
En una declaración, la Cancillería advirtió que las nuevas acciones relacionadas con el carácter extraterritorial del cerco norteamericano tuvieron lugar a menos de un mes del contundente rechazo en Naciones Unidas al bloqueo.
La Asamblea General de la ONU aprobó el 13 de noviembre con 188 votos a favor y solo tres en contra una resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo de Washington, condena emitida en ese foro por vigésimoprimera ocasión consecutiva desde 1992.
Antes de esas multas, el Departamento de Justicia había informado en junio de 2012 una por 619 millones de dólares al banco holandés ING, la más alta de la historia impuesta a una entidad financiera extranjera.
Durante el gobierno del presidente Obama, las multas por sanciones superan los dos mil millones de dólares, y duplican las correspondientes a ambos periodos de George W. Bush.