Velan a anciano jugando dominó en Isabela

0
286

Familiares cumplieron su último deseo.

PUERTO RICO.- Don Carlos A. Méndez Irizarry, de 79 años, mira fijamente las fichas de dominó que están sobre la mesa mientras analiza detalladamente su próxima jugada. Esta mañana le acompañaba su hijo Carlos Antonio Nieves Méndez.

La pasión de este vecino de Isabela era jugar dominó y por eso le pidió a sus seis hijos varones que cuando falleciera lo velarán jugando en su mesita y en su silla de ruedas.

Su deseo fue cumplido y el trabajo estuvo a cargo de la Funeraria San Antonio de Isabela.

El propietario del establecimiento, Iván Rosario, indicó que el cuerpo del porteador público por muchos años será velado hasta las 7:00 de la noche de hoy y luego será cremado.

Primera Hora habló con su hijo Carlos Antonio quien dijo que “mi papá era bien fanático del dominó. Desde pequeño -con su papá Justo Méndez- tenía un negocio y ya jugaban. Ahora esa era su costumbre, era su pasión. Él no salía de la plaza de Isabela, sentado con su grupo de amistades, y como decía que las cosas estaban malas se iba a la 1:00 de la tarde a donde vivía en el pueblo de Isabela”.

Mirando a Don Carlos, su hijo recordó que este dejó su trabajo de porteador cuando las cosas se pusieron malas y no podía llevar el sustento a su hogar, y se fue a trabajar en empresas como Holsum y Pan Pepín. También laboró como chofer de guaguas escolares llevando personas alrededor de la Isla.

Pero don Carlos siempre fue bien querido ya que padre también fue porteador. Incluso, Carlos Antonio reconoce que a él y  sus hermanos todos los querían por ser familiares de estos dos porteadores.

“Es que mis experiencias con mi papá son maravillosas. Y es que tanto mi papá como mi abuelo decían ‘con dinero y sin dinero me  llevan al barrio de Jobos”, dice al hacer referencia a que nunca nadie se quedó a pie en la ruta del pueblo hasta el barrio Jobos de Isabela por no tener dinero.

Sobre el fallecimiento de su progenitor, Carlos Antonio dijo que fue a consecuencias del cigarrillo.

Le dio cáncer en la garganta y aún al final de sus días, no dejó el vicio.

“Dijo que el moría fumando y así murió”, reconoció mostrando tristeza en cada una de sus palabras.

Carlos  Antonio de 55 años y quien hace más de un año viajo a trabajar a Estados Unidos por la difícil situación laboral que enfrentó aquí, reconoció que “si la gente supiera todo el daño que causa fumar no lo haría”. Reconoció que lo probó pero a los 20 años decidió “no probarlo más”.

“Me metí en mi cabeza que el cigarrillo era tan dañino (y físicamente uno no se ve bien). Además, tienes mal olor. Después que lo compras tiras el papel que cubre la caja, tiras al  piso el aluminio, el fósforo, (y la colilla). También el humo y la nicotina nos estás haciendo daño a la salud y al bolsillo”, sentenció.