Por JUAN T H
Los que “inventan” virus a través de laboratorios muy caros y sofisticados que representan grandes negocios, no centros de salud, son los mismos que luego “descubren” las vacunas.
La gran industria farmacéutica, monopólica en muchos casos, no produce medicamentos para curar enfermedades, sino para aliviarlas y mantenerlas como “incurables” a la falta de un tratamiento que las haga desaparecer.
Los que producen los virus y lo introducen en países con mucha población como China, con más de mil 400 millones, y luego lo trasladan en menor cantidad a otros países, utilizan las redes sociales, las agencias monopólicas y la gran prensa para crear un pánico generalizado para que la gente corra despavorida a comprar mascarillas, desinfectantes y medicamentos de todo tipo, en lo que logran obtener financiamientos millonarios para “descubrir” la vacuna que salvará al mundo, lo cual aún no ocurre con los 37 millones, sobre todo negros africanos, que padecen Sida y muchas otras enfermedades letales.
El principal virus de la humanidad es la desigualdad social, la inequidad, la falta de oportunidad, el racismo, la xenofobia, el hambre, la inseguridad, el desempleo, la violencia, el crimen, la guerra, las drogas, entre otros.
El hambre es una epidemia que mata a más de cien millones de personas todos los años, según estudios de organismos de Naciones Unidas. Sin embargo, con la mitad de los alimentos que se echan al zafacón en los países desarrollados y en vías de desarrollo se alimenta toda la población. No hay una sola razón para que un humano pase o muera de hambre. No obstante, esa calamidad no produce una histeria universal, como sucede con el coronavirus que no ha matado –ni lo hará probablemente- a un millón de personas.
Más de 15 millones de niñas están condenadas a no aprender a leer ni escribir y se mantendrán por debajo del nivel de pobreza durante el resto de su existencia, en tanto que 300 mil mujeres mueren todos los años a causa del embarazo, lo que, en el mundo de hoy, resulta inaceptable, al igual que las cien mil que mueren asesinadas todos los años a causa del machismo.
Durante la cuarta revolución industrial, -algunos hablan ya de la quinta- alrededor de mil millones de personas no saben leer y escribir; son analfabetas; más de 175 millones no tienen empleos, lo que representa el 5% mundial.
Más de 200 millones de niños deambulan por las calles del planeta, más de seis millones murieron el año pasado entre 6 y 15 años por enfermedades prevenibles o curables, algo que debería llenar de vergüenza a los mandatarios de todos los países.
Esos son los principales virus que afectan al mundo de hoy, para lo cual no hay que inventar vacunas, sólo hay que crear un mundo más seguro, más equitativo para todos, no para el uno por ciento de la población del mundo. El daño que les hacemos al mar, a los ríos, los árboles, al medio ambiente en sentido general, son los virus que amenazan con destruir el planeta.
PD: La histeria colectiva, el pánico que han producido las autoridades dominicanas y la prensa, siguiendo la “moda” o la ola reciente del mundo, me parece exagerada. Hay motivos para prevenir, pero no para la locura. El cólera ha matado a cientos de miles en nuestro vecino Haití, al igual que otras enfermedades endémicas, sin producir una alarma de tal magnitud a pesar de tener alrededor de dos millones de haitianos en nuestro territorio. Llamemos a la calma, eduquemos, hagamos conciencia, pero sin extremismos ridículos y desproporcionados. Es lo que pienso en voz alta.